Capítulo 2 "El repartidor huye"

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—Y bien—dijo Magnus por fin, repasando con un largo dedo el borde de su copa de champán—Jordan, me han dicho que estas con los Praetor Lupus. Veo que llevas uno de sus medallones. ¿Qué dice en él?. 

Jordan se ruborizó mientras sus ojos verdes brillaban.

—Es una buena organización—dijo Magnus—Conocí a su fundador, en el siglo diecinueve. Woolsey Scott. De una respetable y antigua familia de licántropos.

Alec emitió un desagradable sonido gutural.

—¿También te acostaste con él?.

Los ojos de Magnus  aumentaron de tamaño.

—¡Alexander!. 

—No sé nada de tu pasado ¿verdad?—dijo Alec—No me cuentas nada, dices que no tiene importancia. 

—¿Significa que cada vez que mencione a alguien que he conocido piensas preguntarme si he tenido un romance con él?. 

Alec continuó con expresión de terquedad, mostrando en sus ojos que estaba dolido. 

—Es posible. 

—Conocí a Napoleón—dijo Magnus—Pero  no tuvimos ningún romance. Era sorprendentemente puritano para ser francés. 

***

C

olocó de nuevo la fotografía a un lado del juguetero, y con una sonrisa se dirigió a la habitación del fondo,  cargando en sus manos dos cajas de cartón.

Al abrir la puerta sus ojos  contemplaron con fascinación y orgullo una habitación con cuatro enormes roperos de madera que cubrían las paredes. Como un niño pequeño que es soltado de la mano de su madre en una dulcería, Magnus  no soporto mas el solo ser un observador y con pasos rápidos corrió a los armarios, tirando las cajas  y abriendo las puertas de madera que resguarda del polvo y suciedad  sus preciados sacos,  camisas,  suéteres,  pantalones, corbatas y mas prendas que colgaban de los ganchos. Además de uno lleno de zapatos.

Fue sacando diferentes ropa y aun sujetada de los ganchos, Magnus  la levantaba en alto y la observaba, colocándola arriba de sus ropa  haciéndola  girar una y otra vez,  tratando de imaginarse cómo se vería y en qué tipo de celebración le quedaría llevar  cada una. 

Tal vez el pantalón rojo y la camisa de cuadros la llevaría a una carrera de caballos,  junto a un sombrero y las botas de cuero que estaba al  final.  Viendo que era un conjunto extraordinario, decidió que era una de las cientos de cosas que quería llevar a su actual casa. Ahora solo faltaba conseguir uno igual para Alexander. 

Depósito las prendas y las botas en la caja de cartón y se dirigió de nuevo a otro en busca de ropa que creía necesitar. Paso gancho por gancho,  deslizando  hasta el otro lado. Hasta que vio dos trajes. 

Dos trajes negros que colgaban un poco arrugados, por la falta de uso y por el tiempo, además de ser largos y elegantes, uno de ellos tenia colgado por el cuello una bufanda blanca. 

Ambos trajes fueron comprados en el centro comercial por Alec, para la boda de Jocelyn y Luke. Esos dos elegantes trajes negros les había costado cinco horas,  siete tiendas y una discusión. Todo porque Alexander desechaba una y otra prenda que se le era presentada diciendo  que era muy llamativa,  que él jamás usaría nada con brillo,  que el color naranja no era lo suyo. Ya harto Magnus,  y viendo que nada de lo que escogiera querría usar su pareja,  tomó la decisión  de dejar que Alexander escogiera por los dos.  En un principio cuando Alec le enseñó los trajes él puso cara de que  eran pasables, pero yo hubiera escogido algo mejor.  Pero en los pensamientos de Bane  estaba más que fascinado por la elección del cazador,  y al verse a sí mismo como a Alec luciéndolo, supo que había sido la mejor selección, y al fin y al cabo el cazador si tenía buen gusto en el momento de la elección.

 "Malec" Duele Como El InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora