9. Las niñas salvajes aparecen.
JongIn llevaba un traje azul oscuro, casi negro, de un tejido de seda, una camisa blanca y una corbata azul.
JongDae tuvo que morderse los labios para no pensar en lo atractivo que estaba. Si pensaba que vistiéndose de aquel modo iba a ser más fácil ganarse a Arai y a EunHee, no podía estar más equivocado. Sus hijas iban a sentirse inhibidas. JongIn era un hombre frío, acostumbrado a un palacio de cristal, mármol y acero.
JongDae se miró el anillo. Era de oro con diamantes. Lo había elegido de entre una bandeja llena de anillos, en la intimidad del salón del apartamento de JongIn. Mientras que él se arreglaba lo mejor posible, el moreno había llamado a una joven joyería de Londres para que le llevaran una selección de anillos a su apartamento.
JongIn representaba el poder del dinero.
JongDae se estremeció nuevamente.
Estar sentado en el coche era lo más cerca que habían estado el uno del otro desde que le había ofrecido coñac; aún así se miraban y hablaban como si hubiera una pared de cristal entre ellos.
Y allí estaban, de camino a otra escena difícil.
JongDae miró de lado. Vio que JongIn tenía la mano encima de su muslo, la cara seria y la boca implacable. Si se lo imaginaba con ropa tradicional coreana, se habría transformado en el príncipe que era.
Pero esos recuerdos pertenecían a otro tiempo, y no ayudaban nada a tranquilizarlo. En cierto modo, lo prefería sumergido en la cultura occidental, en vez de ver al hombre que había conocido hacia tiempo y que había roto su corazón con su desprecio. Volvió a sentir un estremecimiento, pero lo controló.
- Es posible que Arai mencione a tu padre.
- ¿Conoce a mi padre?
- A Zhoumi... le gustaba contarle cosas... de Corea. En la prensa salen noticias acerca de la débil salud de tu padre cada tanto - le explicó JongDae -. Y hace unos meses hubo una fiesta a la que le dieron mucha importancia. ¿Un aniversario?
JongIn asintió.
- Las niñas... Bueno, Arai pensó que la enfermedad de tu padre debía tenerte en su casa... Y que esa era el motivo de tu ausencia. Arai... Se preocupa por esas cosas, así que le vino bien insertarse esa razón para que no vinieses a Londres.
- Si no hubieras tenido el dinero de Wu Zhoumi, ¿habrías venido a decirme lo de ellas alguna vez? - preguntó JongIn acusadoramente.
- Hace solo un año que Arai empezó a hacer preguntas acerca de ti. Nunca pidieron verte, pero si lo hubiera hecho, supongo que habría hecho algo.
- ¿Supones?
- Yo tenía que protegerme a mí y a las niñas.
- ¿De mí?
- ¡De esto! - gritó JongDae, rompiendo la barrera entre ellos -. ¡Mira lo que has hecho! ¡Aun protegiéndome con el dinero de Zhoumi, ¡has hecho lo que has querido conmigo! Ya lo hiciste una vez. ¡Me envuelves con tu seducción y luego me abandonaste cuando pensaste que no satisfacía tus expectativas!
- Estás cambiado la verdad.
- No - contestó JongDae -. Si Arai y EunHee no cumplen con tus expectativas, ¿qué ocurrirá? ¿Las abandonarás? ¿Realmente piensas que estoy tan seguro de estar haciendo bien haciéndote aparecer en nuestras vidas? ¡No es así! ¡Eres demasiado duro e impredecible! - él se irguió en el asiento -. No se sabe nunca lo que vas a hacer, y me asusta pensar que he podido equivocarme en esto. ¡Siento que puedo haber jugado a la ruleta rusa con una criatura!
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Pasión Oriental (KaiChen)
Fiksi PenggemarHabía tomado la determinación de hacer que aceptara a sus hijas.... Aunque se negara a perdonarlo a él.