Avatar/Ninjago: La leyenda de Lloyd ||CANCELADA||

🔸Destino🔸

El viento bramaba en plena noche transportando un aroma que cambiaría al mundo.

Una joven mujer corría entre las calles de la capital de la Nación del Fuego. Sus pasos eran ágiles y cuidadosos. Se aseguraba de mantenerse oculta bajo las prominentes sombras de los edificios. La oscuridad la ayudaba a pasar desapercibida de las miradas vigilantes de los Guardias. Sus brazos envolvían con cuidado el regalo de la vida: un pequeño bebé que se movía de vez en cuando, intentando conciliar el sueño.

Una vez pasó los muros de la ciudad, sintió la libertad impulsar su escape. En el fondo ella sabía que volvería, pero no con su bebé. Para él era peligroso entrar al palacio. Ella se había prometido protegerlo, no dejaría que nada malo le pasara.

La mujer divisó uno de los dragones que servían como medio de transporte, a la distancia. Sólo los generales de alto rango tenían permitido montar a las bestias aladas en peligro de extinción. La mujer se escabulló por la base militar y, sin que los guardias pudiesen hacer nada, montó en el dragón.

Al bebé le gustó el vuelo, lo ayudó a relajarse. Sus pequeñas manitas tantearon las gruesas escamas del dragón. Lo sentía reconfortante, y lo ayudó a volver al mundo de los sueños.

La madre guió al dragón hasta un punto oculto en las montañas, únicamente accesible por el aire. Con cada saliente que pasaba, se hacía más claro un templo escondido en las laderas montañosas. Un templo de nómadas aire.

La amenaza por parte de la Nación del Fuego los había obligado a abandonar sus templos y buscar refugio en otro lado.

El dragón planeó hasta aterrizar sobre el templo de roca. Los maestros aire se habían aglomerado alrededor. Estaban por defenderse... cuando la mujer bajó del dragón con su bebé en brazos.

-El avatar ha vuelto al mundo -fue lo único que salió de la boca de la mujer.

Uno de los monjes, de larga barba blanca, se acercó a la madre, quien depositó con sumo cuidado al bebé en sus brazos. El monje lo miró, y supo a qué se refería la mujer.

En sus brazos, tenía al nuevo avatar.