A pesar de la fuerte resaca, la gran cantidad de dinero perdido, la ropa maloliente y su preciada moto que no aparecía, Harry no pensó ni por un segundo en detenerse. Sin lógica alguna, ahora se sentía mejor.
A partir de aquel momento, pasaba cada una de sus noches en aquel costoso bar, ahogando sus penas en las copas de licor, una que otra vez gritando el nombre de la chica que destrozó sus sentimientos, en medio de la música. Las prostitutas se le insinuaban constantemente, y ojalá pudiera decirse que él no aceptó a ninguna, pero la imagen de la chica que él creía amar en el rostro distorsionado de esas mujeres no le permitía a su propia consciencia dejarlas ir a todas, de todas formas, ¿qué importaba llevarse a una o dos al baño del lugar, qué interesaba gastar un par de billetes más en un cuarto de motel? Nada. Todo era tan poco valioso para él que solo pensaba en intentar sacar de su mente cada detalle de su vida que causaba infelicidad, sólo quería darse indiscriminadamente todos los placeres que satisfacen a cualquier ser humano banal y estúpido.
Intentaba llenar el vacío con aire, y mantener su cordura a base de una locura.
Las semanas pasaban de forma inusual, pues para él cada momento que no estaba ebrio era como un siglo en soledad, mientras que las noches con alcohol en su sistema hacían todo más rápido y llevadero. Pero el tiempo se distorsionaba en su mente, y conforme avanzaban las noches, no se sentía tan bien como lo hizo la primera vez, tenía que beber durante el día, incluso sin probar bocado de comida, intentando que el efecto de aquel líquido funcionara, pero no lo hacía, y eso ciertamente frustraba al rizado.
Día tras noche, semana tras semana, podías encontrar a Harry Styles sentado en la barra de aquel gran bar, comprando su tiempo allí con más dinero del que gran parte de la población podría contar en toda su vida. Se mantenía despierto con café y un cigarrillo entre sus dedos, un hábito que había adquirido en cuanto se adentró a la perdición. Ahora mezclaba cada gota de bebida con una porción de alguna droga que le funcionara, pero los meses avanzaban, y él sentía la necesidad de más.
No quedaba rastro del chico apuesto, alto, ligeramente musculoso y lleno de vitalidad que había en el pasado, tan solo alguien que lucía muerto en vida, con la piel más pálida que la de cualquier vampiro en cualquier película adolescente, con los orbes esmeralda teñidos de un oscuro siniestro, los labios secos y un aspecto que sería digno de poner en algún cuento de miedo para hacer dormir a los niños por la noche.
– No puedes seguir desperdiciando de esta manera tu vida, Harry. – Sentenció Zayn, su amigo desde hace varios años atrás y el barman del lugar.
– Nu pwdes dezirm qué hacer. –El rizado levantó su dedo índice, señalando al moreno con desaprobación.
– Intento ayudarte, Styles. Maldita sea.
– Aiuda co otra copa.
– Hablaré con el gerente. No seguiré dejando que vengas aquí así, y sigas destruyéndote. –Se retiró algo molesto, en su mente, él pensaba que sí ya no lo dejaban entrar allí, Harry se controlaría más. De todas formas, cómo lucía hacia que los otros clientes se retiraran de inmediato.
Precisamente gracias a su aspecto, ya no lo dejaban ingresar a ese, ni a ninguno de los bares de élite que frecuentaba. Se mantuvo en pie gracias a varias desintoxicaciones caseras suministradas por algunos compañeros y vendedores ilegales de bebida y de sustancias alucinógenas en general que tenían experiencia en el tema gracias a lo práctico, la mayoría de ellos eran mucho mayores que Harry, y ninguno de ellos sabía siquiera su verdadero nombre. Tan solo había un chico de alrededor de quince años que estaba en una situación crítica, el rizado lo veía de vez en cuando rondar por la calle vagando por algo de dinero, incluso entraba a los bares gracias a la ayuda de personas inescrupulosas que se aprovechaban de su necesidad al vicio para obligarlo a robar, mentir y hacer sinfín de cosas dignas de merecer el infierno, pero de todas formas, él no se interesaba demasiado por lo que le pasaba a las personas a su alrededor, ellos tampoco lo hacían por él, lo sabía, lo hacían por evitar cargar con un muerto a causa de sustancias ilegales que en caso de ser investigadas, tarde o temprano darían con ellos y eso por simple lógica no era algo que necesitaban, sin embargo, no dejarían de suministrarle aquello, pues el dinero que él desperdiciaba mes a mes en el vicio era sumamente mayor a lo que obtendrían de la gente común en el doble de tiempo. Lo razonable es que lo mantuvieran con vida en momentos críticos, ya que no eran muy buenos en lo que hacían y era obvio que consumían lo que tenían que vender. Harry podía pagar esa perdida.
ESTÁS LEYENDO
He's better
RomansaElla le rompió el corazón por un chico que era mejor. Él comprobó por sí mismo que lo era.