Dejar ir, soltar y avanzar es exactamente lo que debe hacer. Ella aún no lo sabe, pero con el dolor de su alma lo hará. Hye lo logrará.
❝Te lloro todas las noches, te extraño como una loca, pero sé que ahora tú estás mejor y que debo decirte adiós...
Ella te hacía daño y creo que tú lo sabías. Los días pasaban y tú cada vez te ibas poniendo más "rebelde". Resulta que esa princesa de vestidito rosa que capturó nuestra atención el día que llegó no era más que una cínica fachada. Cada día que pasaba ella se iba revelando de forma brusca, pero aun así tú seguías a su lado al igual que otros chicos.
Que estúpidos.
Solo estaban encantados de su perfecta sonrisa. Aun así, me hacía sentir inferior, es decir; ella siempre tuvo la delantera por ser asiática, una muy falsa, por cierto.
Pasó un mes y medio y tú ya habías cambiado por completo, ya no te lograba reconocer. Tus notas bajaron como una montaña rusa con un descenso infinito, tú personalidad era cada vez más asquerosa, tú sonrisa me producía todo menos ternura y amor.
Ya no te reconocía Kihyun, ya no eras el chico del cual me había enamorado.
No fue hasta aquel día de fuertes vientos y larga lluvia que apareciste fuera de mi casa a las una de la madrugada, yo me encontraba terminando un trabajo en la planta de abajo de mi casa cuando golpeaste de forma brusca la puerta de entrada. En el momento me asustaste mucho, las peores cosas pasaron por mi cabeza, incluyendo la idea de que quizá podría ser un asesino en serie aquel que tocaba la puerta, un poco absurdo, ¿No?
Esa noche me encontraba sola y el miedo me invadía. Recuerdo como con un cojín en la mano me acerqué a la puerta, que, por cierto, tú no dejabas de golpear. Observé por el pequeño agujero que permite ver a la persona del otro lado. Ahí fue cuando te vi, estabas completamente mojado y con la cabeza gacha, sentí pena y mi pecho dolió un poco al verte en ese estado. Recuerdo como lancé el cojín y abrí la puerta de manera rápida y brusca haciendo que tú saltaras en tú lugar.
No me dejaste preguntar que hacías a esas horas fuera de mi casa, simplemente me abrazaste de manera urgente. Me demoré unos segundos en corresponderte el abrazo, pero cuando lo hice pasé mis brazos por tú mojado cuerpo y te apegué a mí con la intensión de transmitirte un poco de calor. Podía sentir tus pequeños sollozos en mi hombro, lo cual partía mi corazón en mil y un pedazos. Kihyun, era extraño como mis emociones dependían de las tuyas.
Cerré la puerta aún contigo abrazándome. Cuando ya estuvo completamente cerrada, comenzaste a pedir perdón una y otra vez prometiéndome que nunca más volverías a tratarme de manera tan inapropiada. También prometiste protegerme y me darme todo el amor y afecto que me merecía.
Esa noche lloraste por horas en mi regazo mientras mis manos proporcionándote suaves caricias a tú cabello. Yo perdoné todos tus errores y tú besaste mi frente en forma de agradecimiento, luego te levantaste de tú lugar e hiciste una larga reverencia frente a mi mostrándome tú respeto.
Esa noche ambos nos quedamos dormidos en el sillón de mi casa.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.