Alex
Pese a ser primavera el día estaba nublado, se sentía como un día de invierno.
Alex ya se encontraba en el salón del primero B, avanzando solo el trabajo que era para cinco personas. Ahora eran únicamente Lucas y él contra el mundo.
O eso se suponía.
Se secó el sudor con el brazo, ensuciándose el rostro en el proceso. Ni siquiera se molestó por ello, estaba demasiado concentrado pintando.
—Está quedando bien —le comentó Lucas.
Alex le miró, sorprendido. El chico había salido al baño hace un rato y no esperaba que volviese tan pronto, principalmente porque cuando estaban en horario académico normal, el mismo Alex iba al baño y veía a Lucas deambular por el liceo, haciendo un recorrido turístico para no volver a clases.
—Sí, aunque aún nos falta harto —le respondió Alex en un comentario pasivo agresivo.
Lucas sorbio su jugo en caja, asintiendo.
Era el segundo día de la suspensión de Jonathan. Todo el colegio ya estaba enterado del hecho, algunos con detalles más imaginativos que otros. En algunas historias, él figuraba como un personaje, en otras era totalmente omitido. Poco le importaba, solo sabía que el día de mañana su amigo volvería a clases, así ya no tendría que compartir con el chico de ojos azules que miraba divertido el cómo Alex hacía casi todo el trabajo.
Como no tenía conversaciones casuales con Lucas, Alex no sabía cuál fue la reacción del grupo de amigos del chico, pese a ser unos neandertales, sabía que eran bien unidos. Una pena que fuesen unos idiotas.
Su madre se había tomado muy mal esta noticia. Aunque él no había hecho nada realmente —nada perceptible—, que su hijo fuese catalogado de "maricón" por estar con otro compañerito era mucho. Le limitaron las salidas de casa, por lo que si quería verse con Sofía, tendría que ser en su propia casa. Alex se sentía muy mal, pero ese día decidió no pelear con su mamá, aunque la rabia se acumulara en la boca del estómago y burbujeara como ácido.
Sus poderes no estaban respondiendo como quería.
Si la pintura de las paredes se agrietó un poco más esa noche, ninguno de los dos se inmutó, su madre continuó con su vida como si nada.
—Pintaré esta parte entonces —le dijo Lucas, haciendo un tiro a distancia de su caja vacía de jugo hacia el basurero.
—Bien —Alex miró su botella de agua medio vacía. ¿Cuándo había tomado tanto? —. Iré al baño —le anunció a Lucas, este asintió y tomó una brocha para comenzar a pintar una de las esquinas de la plancha de madera.
El profesor no se encontraba en el salón de clases, así que Alex y todos sus compañeros tenían chipe libre para entrar y salir cuando quisieran. Se sentía un poco más independiente de esa forma, era tan frustrante que los profesores controlaran cuando una persona debía de ir al baño en un horario normal.
En el segundo piso del establecimiento se encontraban los baños para todos los primeros, pero se debía rodear un tramo hasta llegar a ellos. No era que disfrutara usando el baño que usaban todos en ese lugar, ¿pero qué otra opción tenía? Necesitaba orinar en ese minuto, no se veía siendo capaz de aguantar hasta llegar a casa.
Hizo sus necesidades y se lavó las manos con abundante jabón, la fuerza de la costumbre, le gustaba sentirse limpio. Había manchas de pintura celeste que se habían pegado a sus muñecas, por lo que comenzó a raspar la pintura seca con calma, estando frente al espejo también se percató de la pintura que había en su rostro. Estaba hecho un desastre, la concentración a veces ocasionaba eso.
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No me digas
RomanceAlex está en su primer año de enseñanza media y, junto a su mejor amiga Sofía, planean pasar sus años como estudiantes de la forma más tranquila posible. ¿Será tan difícil? Tal vez, la intervención de un nuevo compañero de curso y los descubiertos p...