Este verano mis padres decidieron dejarme a cargo de mi hermano pequeño para irse de vacaciones al extranjero. Estos últimos días he hecho de comer cosas saludables, pero hoy me apetecía algo diferente.
Decidí hacer hamburguesas. Yo misma cogía la carne, la picaba, la aplastaba en la sartén y más tarde la condimentaba. Cuando nos sentamos a comer, partí la de mi hermano por la mitad y agregué ketchup. Mucha gente decía que comer aquello era de enfermos, pero mi hermano sonreía, así que si le gustaba, era bueno.
¿Quién diría que era tan delicioso comerme a mi propia familia?