3- ¿Me gusta?

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Abrieron la puerta. Elle la esperaba sonriente, algo raro en ella. Dejó un espacio para que Olive pasara y esperó a que entrara. Cuando lo hizo, cerró de golpe la puerta y la miró enojada.
- ¿Sabes cuanto tiempo estuviste afuera? ¿Sabes cuantas llamadas hice para saber si estabas perdida? ¡En dónde estabas! -Gritó Elle. Olive la miró sorprendida, y algo contenta. Su madre se estaba preocupando por ella.
- Estaba jugando a Calabozos y Dragones con unos chicos super. Eran Mike, Dustin, Lucas y Will.- Habló emocionada.
- No me interesan sus nombres. Solo quiero saber si estás bien. - Le dijo, mientras se arrodillaba hasta quedar a la altura de Olive. Le acarició el pelo, y lágrimas comenzaron a salir. Se las secó lo más rápido que pudo, cuidando de no dañar su maquillaje.
- ¿Y papá? - preguntó Olive.
- Fue a la casa de los abuelos. Estará ahí durante... mucho tiempo. Mientras, cuando podamos, saldremos a pasear, iremos de viaje, e incluso puedes invitar a tus amigos. - Acomodó unos papeles que estaban en una mesa de la cocina y se los entregó.
-¿Qué son estos?- Olive miró el título de el primer papel.
- Son papeles de inscripción. La semana que viene comenzarás las clases.
- Espero que Will esté ahí. Digo, que todos mis amigos vayan, a la misma escuela... porque... ¿Qué hay para cenar? - Olive cambió drásticamente de tema al nombrar al chico que le revolvía el estómago con solo verlo.
- Pedí pizza. ¡Queso y pepperoni! - La madre y la niña aplaudieron y se fueron a sentar.

5  de marzo, 1984
- ¿Así que es ese tu juego favorito? Cool. - dijo Dustin.
- ¿En tu anterior escuela tenías amigos? - Preguntó Will. Al escuchar su voz, se sobresaltó y empujó a un chico. Este se levantó del suelo, y miró al grupo.
- Miren a quiénes tenemos aquí, Sapo, Media noche, Raro y... aw, te crecieron los dientes, pero sigues siendo gordo... te pondré bola de boliche. - rió y las personas que los rodeaban también.
Olive se colocó frente a ellos, lo miró seria. El chicó se rió y le tocó un mechón de su pelo.
- ¡No la toques!- Gritó Will.
- Tú cállate rarito. A ver, dulzura, cómo te llamas. - sonrió.  Will era un tomate viviente. Estaban tocandole el pelo a la persona que le gustaba y no hacía nada al respecto.
- Quiero que me sueltes el pelo, y que te hagas un calzón chino. - ordenó Olive.
Como por arte de magia. El chico soltó sus mechones y se jaló los calzones. Gritó y empezó a correr, mientras los demás se reían de él. Cuando se estaban yendo las personas, Dustin se agarró los rulos y comenzó a caminar en círculos.
- ¿Cómo hiciste eso? - preguntó Mike, asombrado.
- No lo sé, algo me dijo que lo hiciera. - dijo Olive.
- Sea como sea, estuvo fantástico. Gracias por defendernos.- Dijo Lucas, para luego sonreír.
- Sí, estuvo muy cool - Rió Dustin.
- Gracias. - dijo Will, mirando sus pies.
- Eso es lo que hacen los amigos. -Sonrió Olive, y todos hicieron un abrazo grupal.

Muy lejos, demasiado lejos de allí, una niña, con el pelo un poco más crecido, corría escapando de un demogorgon. Esa criatura te daba miedo con tan solo mirar su boca dividida en cuatro.
La niña estaba cansada, pero sus pies seguían corriendo como podían. Se ocultó tras unos huevos amarillos y con olor desagradable.
- Mike... volveré... - Se hizo bolita y comenzó a llorar, rogando que el monstruo no la escuchara.

  - No olviden realizar el punto 14 y 17 de su libro- dijo el sr. Clarke, tomando sus cosas y ordenándolas. El timbre había sonado, y casi ningún alumno había quedado en el salón. Un chico de tez pálida, cabello negro y ojos exageradamente verdes,grandes y con anteojos cuadrados estaba guardando sus pertenencias, los chicos le hicieron un ademán con la mano a Olive, esta le echó una última mirada al chico y siguió a sus amigos.
 - ¿Por qué tardabas tanto? - Preguntó Will, sus puños estaban apretados, con un papel dentro de el derecho.
 - Había un chico ahí, ¿Lo vieron? - Miró a los chicos. Lucas le pegó con el codo a Will y este bufó.
 - August Bullock, no habla mucho. - Dijo Dustin, encogiéndose de hombros, tomándole cero importancia.
 - Eh, ¿Olive? ¿Puedo hablar contigo un momento? - Preguntó Will mordiéndose el labio inferior.
 - Claro. - Le tomó la mano y lo alejó del grupo.- ¿Qué querías decirme?
 - Cena, casa, hoy, noche, eso. -Dijo el niño completamente rojo.
 - Hay una cena en tu casa hoy a la noche y quieres invitarme. ¿No? - Rió Olive.
 - Exacto. - Contestó Will.
 - Iré. - Sonrió. Se quiso dar la vuelta pero una mano tomó la suya, y sintió algo en ella.
 - ¡Nos vemos hoy a la noche! - Gritó corriendo a la salida.
 


 Olive desplegó el papel que Will le había dado, era la dirección de su casa. Se levantó de su cama y salió de su cuarto. Bajó las escaleras y vio a su madre, con anteojos puestos y firmando papeles.
 - ¡Ma! ¡Los Byers me invitaron a cenar! ¿Puedo ir? - Preguntó Olive mirándola entusiasmada.
 - Hija, sabes que no conozco a ninguno de tus amigos, y no te voy a dejar ir. - Dijo su madre con la mirada puesta en los sellos y firmas.
 - Pero mamá, ¡Son buena gente, yo lo sé! - Insistió.
 - Que no. 
 - Mamá, mírame. - De repente, la vista de su madre se puso en ella. - Me dejarás ir a esa cena, y no te preocuparás, seguirás con tu trabajo, y todo volverá a la normalidad. ¿Entendido? 
 - Sí. 
 - ¡Perfecto! - Sonrió y dando saltos, subió de nuevo a su cuarto, buscando el vestido perfecto para la cena. 
 Su madre, por otro lado, se quedó mirando los papeles de divorcio, y soltando una lágrima, firmó.
 

En la casa de los Byers, todo era un desastre, Joyce se movía de un lado a otro con una corbata en mano, buscando a Will, Jonathan se reía de la ocasión y le sacaba fotos a su madre, y Will estaba intentando abotonarse la camisa. Cuando se miró al espejo, sonrió, pero la sonrisa se fue transformando en una mueca de horror, al ver a un monstruo detrás suyo. Cerró los ojos asustado y luego los abrió. Volvió a mirar el espejo y detrás suya no había nada. 
 Joyce entró a su cuarto y vio a su hijo con la mirada perdida en el espejo. Le llamó la atención chasqueando sus dedos, haciendo que Will la mire y trague saliva.
 - Ven aquí, Will - Le obedeció y caminó hacia ella. Comenzó a ponerle la corbata y le hizo un nudo.
 - ¿Crees que ella sea la correcta? - Le preguntó.
 - Yo siento que va a ser la indicada.- Le acomodó el nudo que le hizo - la otra niña a la que trajiste a casa, cómo se llamaba... Jennifer, Jennifer Hayes, esa niña solo estaba interesada en sus trenzas y si estaban bien maquilladas sus mejillas. Yo creo que esta niña es como tú, le gustan los juegos de mesa, no está preocupada por su aspecto, y le agradas. - Le acarició el cabello y le dio un abrazo. Él se lo correspondió, Jonathan entró al dormitorio.
 - Vaya, mi hermano de trece años tiene más vida social que yo.

Olive//HawkinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora