17.

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F L A S H B A C K.

"Al día siguiente hicimos como si nada hubiera pasado, eso sí no volviste a dirigirme la palabra pero si me demostrabas tus miradas llena de odio, tristeza, y lágrimas que amenazaban con salir.

"—Rubén ¿podemos hablar un minuto? —preguntó el profesor en medio de la clase. Sinceramente ¿era necesario?

Asentí con la cabeza y salimos fuera del salón escuchando los estúpidos murmullos de «oh, Rubén está en problemas, oh van a hablar sobre Mangel»
Oh a ver si me comeis la polla.

"—¿Qué ocurrió ayer con Miguel?"

Boom la pregunta del millón.

Baje la mirada y no respondí, nos quedamos un momento largo sin hablar.

"—¿No vas a responder?

Ni mu.

"—Profesor —se escuchó la voz de un tercero.—Mangel está llorando."

Suspiré, lo que faltaba, ¿qué es esto? ¿una obra de teatro dramático? Joder, encantado de llevar el estelar. Aplausos por favor.

Dile que venga.—aclamo el sujeto de mi izquierda.

Espere, parado frente del curso, esperando a que vengas y me eches en cara todo lo que te he hecho, y como es costumbre con la mirada baja no decía nada. Apareciste, lo sentí al escuchar tus pequeños sollozos y me sentí culpable por ello, no voy a negarlo, me sentía terrible.

Cerraron la puerta del salón y no preste atención a nada más. Sentí como solo eramos Mangel, el profesor y yo. Solo nosotros tres, lo demás no importaba.

"—Bien. Ya estamos aquí, ¿podrían decirme que ocurrió ayer? preguntó el profesor."

Nadie dijo nada... o bueno hasta que Mangel interrumpió.

"—Nada, solo hemos discutido.—suspiro y agregó sobandose la nariz.—aunque eso es algo obvio.

¿Esto viene hace mucho? —preguntó el mayor de los dos, levanté la mirada al ver a que se refería.

¿El qué? preguntó Mangel.

Las peleas y demás.

Desde jardín de infantes. —respondió el pelinegro con lentes."

Y no se equivocaba, en eso, tenía toda la razón. Desde pequeños nos peleamos, no era la típica pelea por un par de juguetes, si no era una pelea por quien era mejor. Y como no, yo me sentía inferior a Miguel, diciéndole horrores de niño pequeño que no sabia el daño que haría luego.

"—¿Y como te sientes tú, Mangel?—el profesor siguió preguntando, sin que yo le de la mayor importancia al responder.

Pues... mal, intento ayudarlo, intento que sonría y solo consigo que me trate mal. Siempre quiere estar solo, cada vez que intento acercarme a él se aleja y eso duele, ya no se que hacer ¡solo quiero ayudarlo! —echo con rabia."

No se equivocaba en nada en absoluto, tenía razón.

"—Alguna vez queremos estar solos. —añadió el profesor.

¡Pero él siempre quiere estar solo! ¡Joder soy su mejor amigo!"

Me sentía fatal no lo niego. Pero seguía ahí con una cara nula mirando hacia el suelo.

Luego de que hablarán ellos dos, sin importancia de aportar algo a la conversación, sin defenderme (aunque el profe siempre decía si tenía algo que decir y yo solo negaba con la cabeza cabe decir.) sin decir nada la gran pregunta llegó.

"—Mangel, ¿tú lo quieres? —preguntó el docente.

—¡Pues claro que lo quiero es mi mejor amigo!

¿Y tú, Rubén? -levanté la mirada al llamado de mi nombre.-¿lo quieres?"

Miré a Mangel con ansias de esperar una respuesta que nunca llegó. Lo vi con lágrimas en los ojos al ver que no respondí y solo baje la cabeza. El silencio reinaba acompañado de las lágrimas de Mangel.

Mis lágrimas bailaban sobre mis ojos, no podía articular ninguna palabra.

Rubén mírame. ordenó el profesor.

No respondí.

Rubén mírame. insistió.

¡No puedo! ¡No puedo verlo a los ojos!negué con la cabeza acercándome a la puerta del salón con la intención de entrar, pero solo conseguí que el profesor se ponga delante mío impidiendome el paso.

Mírame. siguió ordenando y yo seguí negando con la cabeza, luchando contra los sollozos que intentaban salir de mis labios.

Me sentía ridículo, estúpido, imbécil, no puedo ver a alguien a los ojos, nunca tuve ese valor. El valor de ver a alguien a los ojos y que me juzgue solo con una mirada. Me sentía incómodo.

El profesor suspiro y me dejo el paso al salón. Ya era hora de marcharse.

Que había hecho.

Mangel, ojalá nunca hubieras derramado lágrimas por mi culpa. Y si lo hicieras que sea por felicidad, no por haberte roto como el frío rompe los labios.

Lo siento.”    

      
                 F I N  D E L  F L A S H B A C K.

Lo siento, Mangel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora