Y aquí viene, la misma rutina de siempre. A veces me gustaría ser otra persona, al menos por un día. Pero es algo imposible. Hoy apenas es martes, (si, recién comienza la semana, ¿hay algo más desesperante?) y comienzo el día con Educación Física.
...
Llego casi a la carrera, es tarde, al menos unos diez minutos y no quiero una bronca delante de la clase, porque, como me paso el año pasado, soy capaz de ponerme a llorar. Lo acepto. Soy una sensible que a la primera llora. Pero, ¿Qué le voy a hacer? Todavía recuerdo todo lo que se burlaron de mí algunos, me apodaron la llorona, pero, por suerte, al terminar el año y comenzar este, aquello esta olvidado.
- Lo siento- digo cuando llego junto al profesor algo cansada ya
Este me mira de mala gana, creo que piensa que llego tarde apropósito, para ver si así me libro alguna vez de su clase, creo que por eso todavía no me ha echado, porque quiere joderme y no darme el gusto de librarme de aquella tortura. Sé que me tiene manía, todavía recuerdo el día en el que, nadie corría (y yo, por supuesto, no iba hacer la excepción) ¡y me echo la bronca a mi sola!. Y si no es por un amigo que se acerca a defenderme y a decir que no era yo sola, me hubiera puesto a llorar. Y no miento, ya tenía los ojos cristalinos. Y también recuerdo la mirada burlona de Justin que me hacia gestos de llorona, al parecer él si recordaba lo sucedido el año anterior.
- ¡A correr, Jiménez!- me exclama
Yo me acerco algo atontada a los demás que ya corren en circulo por todo el campo. Me uno a mis amigas y no abro la boca en ningún momento. Si hablo, me canso más rápido. Si me canso, tengo que ir urgentemente por mi ventolín (si, para completar soy asmática) y si lo hago, el profesor me regaña por poca resistencia y como consecuencia, mis ojos se ponen cristalinos si no es que se me escapa una lagrima.
El profesor nos llama unos seis minutos después, y nos hace tomarnos las pulsaciones, para después decírselo a él, cosa que él anota, no se porque, pero es problema suyo, yo, que nunca soy capaz de encontrarme el pulso no le digo mis pulsaciones y él con la mirada me lo dice todo.
Al minuto de estar haciendo estiramientos llega Justin. Como siempre, tarde, es más, hasta es sorprendente ver que nos ha honrado con su presencia a primera hora (nótese el sarcasmo) y viene serio, pero con una mirada llena de diversión y peligrosidad.
- Vaya, aquí venimos cuando nos da la gana ¿no, Bieber?- le pregunta el profesor cruzándose de brazos, Justin se limita a encogerse de hombros
- Si quiere me voy- dice apunto de darse media vuelta
- No, claro que no- dice negando con una sonrisa el profesor- no le voy a dar el gusto de librarse, como tampoco se lo doy a su compañera Jiménez- cuando ha dicho eso, todo el mundo me mira, yo miro a otro lado algo avergonzada.
El profesor nos manda a jugar al voleibol, mientras se queda echándole la bronca a Justin por lo que ha dicho. Pero este no parece interesado, y la misma mirada traviesa y divertida con la que llego permanece ahí. Lo se, porque no he podido evitar dejar de mirarle. Cuando el nota mi mirada, me mira y yo me hago la tonta, al minuto después vuelvo a mirarlo. Y su mirada sigue fija en mi, provocándome unos sudores que no son normales.
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Entre el amor y el peligro "Justin y tu"
FanfictionCuenta la historia que nadie puede creer. El enorme tiburón del pececito se enamoró. Muchos se preguntaron Que fue lo que vio en ella? Y es simple, es sencillo. Lo enamoro su sencillez. Es tan hermosa y brillante, que incluso en el abismo, oscuro, m...