Al otro día me levanto más temprano de lo habitual, me costó coger el sueño en la noche y ahora voy y me despierto a las seis de la mañana. Pero de verdad que no puedo dormir, así que decidido levantarme y sacar la ropa que me pondré para ir al instituto, saco el trabajo recordando que olvide poner mi nombre en el trabajo de Biología. Pongo el mío y dudo en si poner el de Justin. Per...o sé que si no lo pongo, él se enfadará mucho conmigo y es posible que al profesor no le importe. Así que lo pongo. Justin Bieber. Con la mejor letra que puedo. Y si, sé que en realidad estoy poniéndome excusas.
Me ducho y decido no plancharme el pelo, hoy no tengo ganas, así que me lo dejo ondulado, más bien casi rizado, parezco un león, y encima hay gente que me dice que mi pelo es precioso así y que lo envidian. Eso porque no lo tienen ellos. Me voy a la cocina pues tengo hambre y me preparo el desayuno que me llevaré al colegio y cuando saco algo más para comer ahora aparece mi padre por la puerta, con la misma ropa de ayer y huele algo mal.
- ¿Qué haces levantada a esta hora?- me pregunta
- En realidad ya son las siete, tendría que estar recién levantada pero me desperté hace una hora y vine a desayunar
- ¿Es que no me entendiste anoche? Mira, ______, sé es triste y duro y aunque tu madre quiera fingir que no pasa nada, sabemos que no es así. Estamos mal.
- Lo se papa, sé que esten en el paro… solo vine a desayunar- digo con lágrimas en los ojos
- Cariño, no quiero hacerte sentir mal- dice y se me acerca para abrazarme- pero de verdad que estamos mal. Ahora hay que ahorrar todo lo posible, ¿entiendes?
- No mucho. Hasta hace unos días íbamos… bien dentro de lo que cabe- digo haciendo una mueca
- Lo se. Pero es que… ahora no cobraremos el paro- murmura
- ¿Qué? ¿Cómo que no?- pregunto alterándome
- Si. Ya sabes como están con las reformas y todo eso. Me han quitado el paro, ahora solo lo cobra tu madre y ya sabes que es muy poco. Solo son ochocientos euros, y hay que pagar el piso, la luz, gas, Internet, los móviles, y sobre todo la comida. Y ya sabes que en el piso ya se van unos seiscientos- me quedo con la boca abierta.
- Puedo… bueno podemos quitar el Internet de casa y dar de baja a mi móvil. - digo reprimiendo las ganas de llorar
- Cariño… no quiero que tu tengas que hacer sacrificios. Ni siquiera debería contarte esto. Tu madre se va a enfadar.
- Puedo hacer como si no supiese nada. Quiero ayudar en todo lo que pueda papa- él me aparta una lagrima y yo me maldigo por dentro
- Sé que quieres. Pero esto hay que hablarlo con calma. Anda, desayuna y márchate, me daré una ducha, que apesto- dice riendo con tensión
- Se me ha quitado el hambre, mejor me voy a clases- le doy un beso en la mejilla y cojo mi mochila para irme- adiós- le digo antes de cerrar la puerta
Me derrumbo contra la puerta, esto no puede estar pasando. No a nosotros. ¿De verdad la vida es tan injusta? Hay algunos que lo tienen todo y nosotros que no le hacemos ninguna maldad a nadie… mira lo que nos pasa. Me pongo la música lo más alto que puedo, no quiero escuchar nada ni a nadie. Ni siquiera tengo ganas de ir a clases a ver como las chicas hablan de el dinero que le dieron sus padres y los planes que tienen con el.
Cuando estoy llegando al instituto me desvío al pequeño parque que hay cerca, y me siento allí un buen rato.
Escucho el timbre sonar desde aquí, eso quiere decir que ya comenzaron las clases. Pero no quiero ir. No me quiero levantar de aquí. Sé que estoy sonrojada y mis ojos estarán rojos, pues no he podido evitar llorar. Por suerte, nadie ha parecido verme. A esta hora no suele a ver nadie en el parque.
Pienso en las palabras de mi padre, en lo nerviosa que he notado a mi madre. ¿Cómo no me he dado cuenta? Con razón él casi no ha estado en casa, desesperado buscando trabajo, lo imagino humillado yendo de aquí para allá, esperando que alguien lo contrate y todas aquellas veces que lo rechazan se queda sentado solo en un banco, intentando ser fuerte, así como yo ahora. Escondo la cara entre mis rodillas y vuelvo a sollozar.
- ___*- escucho que me llaman por mi apodo con suavidad y lo siento cerca- ¿Qué pasa. hermosa?- me pregunta esa voz que se me hace tan familiar. Levanto la cabeza. Y no me creo que sea él.
- ¿Chris? ¿Qué haces aquí?- le pregunto sorprendida y me limpio las lagrimas
Christian es mi ex novio. Hace tan solo tres meses que lo dejamos y desde entonces ni siquiera he sentido interés por otro chico. Bueno, solo un poco de Justin. Me sorprende verle aquí, pues según sé, él tendría que estar en la Universidad que queda a muchos kilómetros de aquí. Lo dejamos entre otras cosas por eso, la distancia que cada día se nos hacía más pesada. Lo que provocaban celos por mi parte y de él, que me llamaba constantemente preguntándome con quien estaba y que estaba haciendo. Siempre le estaban llegando rumores tontos. Aunque no he sabido nunca de quien.
- He dejado la universidad- me dice algo avergonzado- era demasiado para mi. Así que he decidido hacer un Ciclo de Grado Superior, ahora que todavía estoy a tiempo
- Ah. Que mal que lo hayas dejado
- Si. Pero dime ¿Por qué llorabas?- me pregunta de forma tierna y me seca las lagrimas que todavía quedan
- No es nada.
- ¿Nada? ¿Desde cuándo se llora por nada? vamos dímelo, soy yo, sabes que puedes confiar en mí, princesa.
Princesa. Wow. Sabe cuánto me gustaba cuando me decía así, me volvía loca, me derretía por dentro. Es el mejor apodo que me han puesto nunca, pues el de Justin de pececito… es casi ofensivo. Aunque no sé a que viene pensar en él.
- No es nada, ya sabes, problemas en casa. No tiene importancia- digo levantándome- me tengo que ir
- No- dice tomándome por la cintura- no me voy a quedar tranquilo sabiendo que estas mal. ¿Qué ha pasado? Aunque no tengo importancia quiero saberlo
- Es que no me apetece hablar de eso, ¿ok?- le digo molesta- y suéltame ya- digo comenzando a forcejear con él
- Vamos, __* ¿Qué te pasa? No soy ningún desconocido. Solo quiero hablar contigo
- ¡Pero yo no!- le grito y me separo bruscamente de él..
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Entre el amor y el peligro "Justin y tu"
FanfictionCuenta la historia que nadie puede creer. El enorme tiburón del pececito se enamoró. Muchos se preguntaron Que fue lo que vio en ella? Y es simple, es sencillo. Lo enamoro su sencillez. Es tan hermosa y brillante, que incluso en el abismo, oscuro, m...