Borrador 6 - Doble

20 0 0
                                    

Hace poco viviendo una situación parecida a la de hace algunos años. Me detuve un momento y me sumergí en los recuerdos.

 Habia un chico en mi clase, callado, de cabello negro y nariz respingada, con piel tostada y de una actitud seria e intrigante, podría decir que pase 2 años intentando hablar con ese atractivo y misterioso chico, pero la verdad nunca hice nada significativo para acercarme, algo curioso, ya que nos encontramos casi a el lado del otro en la mayoría de las clases, aclaro que quería acercarme de una forma no tan física, porque esa ya existía.

El primer año solo fueron miradas con disimulo, cada vez que escuchaba su nombre me encantaba mas, era tan propio de el, un nombre hermoso y atrayente.

Mi primer contacto con el pudo haber sido ese día en el aula de matemáticas. Recién iniciaba el día, no estoy segura si esto podría ser un acercamiento, un intento de contacto o algo por el estilo, solo se que paso. su gamo de borrar se había caído a un lado de mi banco, estaba a mi lado y entonces sin pensarlo y casi por inercia extendí mi mano para alcanzarla, pero el reacciono de manera inmediata al ver mi acción, estiró su mano y la tomo mas rápido dejando mi mano a mitad de camino y mi mente confundida y con muchas preguntas

¿no le agrado? ¿le doy asco? ¿me tiene rencor? ¿no quiere contacto conmigo?

Las ideas iban y venían sin parar de mi cabeza, sin encontrar ninguna respuesta seguí...
Después de eso las miradas sólo siguieron, de hecho nunca pararon, ahora llego a pensar que "lo desgaste con la mirada". Un día inesperadamente se dio un suceso importante, en clase de Geografía, los chicos gritan por todo el salón ante la ausencia de nuestra profesora, de la nada escuche algo que me puso los los pelos de punta, que me hizo quedar estática. Uno de los chicos había gritado mi "secreto", había gritado ante todo el grupo que me gustaba el chico de semblante serio...
Mi sangre subió enseguida a mis mejillas y mi vista se coloco en él, estaba a una distancia corta de mi, un metro casi exacto, pero el no reaccionó, ni me miro, pero eso basto para sentirme aun más lejos de el, ya no estaba a una metro si no a 3000 km de distancia, me sentí despreciada, avergonzada y humillada...

Rechazada.

Otra vez.

La vida amorosa de una idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora