Capitulo 4 - palabras rudas

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Realmente pocas veces he tenido la fortuna de decir que mi vida amorosa es buena, pero ahora que lo pienso realmente nunca estuvo bien, porque todo empezó por un chico que  aunque no quiera reconocerlo aún me atrae, y lo se, lo se, eso no está bien, a lo largo de este tiempo he escuchado cosas como "debes olvidarlo" "no te valora" y puede que tengan razón, pero aún no llega el momento de aceptarlo.

-¿4 años dices? eso es mucho hoy en día-

Hay estaba yo, una vez más, contándole mis problemas a un desconocido, bien dicen que una cosa es el amor y otra la atracción, el chico con el que estaba no era de mal ver, cabello desordenado de un color negro intenso, piel pálida, un pircing en el labio inferior que lo hacia ver más atractivo...

-si, eso creo...-

-pero sabes...me importa una mierda tus problemas- sonrió burlonamente y tomó un sorbo a la bebida en su vaso

-me gustaría decir lo mismo- no me sorprendía su respuesta, de hecho era lógica, sólo suspire y apoye mi cabeza en la barra

-te dejo, chica lamentos-

-jodete...-

Y así fue como lo vi alejarse de la barra a la pista de baile, el alcohol estaba revolviendo mi estómago, ya era tarde y quería ir a casa, pero algo me mantenía en la barra, sólo me quedaba ahí viendo como bailaba y preguntándome cuanto más le seguiré contando mis problemas a la gente

-señorita, ¿se siente bien?-

con pereza levanté la cabeza para ver quien me hablaba y si es que se dirigía a mi, me tope de frente con el barman, el chico que llevaba toda la noches sirviendo y al cual no había puesto atención desde que llegue

-si, gracias, estoy bien-

-tome- me acerco un vaso que parecía ser una bebida tropical

-no ordene nada-

-lo paga la casa, disculpe por las molestias, el en ocasiones es un poco grosero-

¿Eh? Aún no comprendía bien lo que decía, hasta que vi como miraba hacia la pista de baile donde se encontraba el chico de antes

-¿lo dice por ese chico?,esta bien, yo fui quien lo molesto...- ¿ahora le contaré mis penas al barman?, no sería tan patética, tome la bebida que por cierto era deliciosa y me decidí a irme a mi casa, que era el lugar en donde debería estar siendo un miércoles en la noche -gracias por la bebida, estuvo deliciosa- deje el efectivo de lo demás que consumí y tome mi bolso

-¿quiere que llame a un taxi?-

-gracias, muy amable pero no es necesario-

-no hay de que, vuelva pronto-

-si...-

De camino a casa no paraba de ver el cielo, aquel cielo de cuidad que con la luz apenas y dejaba ver a algunas estrellas, ¿porqué al mirar el cielo se acordaba de el? quizás porqué no tenía en cosas mejores en las cuales pensar, no se y en definitiva no lo sabré hoy...

La vida amorosa de una idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora