¿Princesa?

Capitulo extra #2

Cinco años después

-Isabella,Ingrid vengan acá-les gritaba a mis gemelas-Hora del baño

Las gemelas se miraron entre si y se echaron a correr hacia él gran charco de lodo que se encontraba a la mitad del jardín.

-¡Connor ayudame!-le grite a mi esposo quien las miraba sonriente

-¿Y yo porque?-me pregunto

-Mm tal vez porque también son tus hijas-dije con un tono un poco severo

-Esta bien, esta bien-elevo las manos en forma de rendición y se levanto de la silla-¡Isabella,Ingrid vengan aquí!-les grito y estas fueron corriendo hacia su padre.

Pero vaya que esto es injusto llevaba mas de media hora tratando de atraparlas y con un simple llamado de Connor ellas van corriendo hacia él encuentro de su padre.

Él las recibe encantado en sus brazos y les hace cosquillas a ambas haciendo que rían a carcajadas.

-Es hora del baño- dije al acercarme. Sus rostros se transformaron a uno de terror.

-No mami- imploro la pequeña Ingrid-No me quiero bañar

-No mami, estamos muy limpias continuó Isabella

-Abra helado después del baño- las pequeñas estiraron sus brazos hacia mi y las tome.

Estas niñas si que están pesadas.

Entre al palacio con las niñas en brazos y ya me faltaba él aire.

-¿Necesita ayuda su majestad?- me pregunto Aisha bajando las enormes escaleras del palacio.

-Por favor- respondi. Ella asintió y al terminar de bajar las escaleras tomo a Isabella en brazos- Gracias

-No hay de que- respondió con una sonrisa

Nos quedamos a vivir en él palacio pues mis padres insistieron en que querían tener a sus nietos cerca y también a su hija. No me pude negar.

Metimos a las gemelas a la tina y estas comenzaron a chapotear. Sus risas resonaban por todo él baño.

Son tan parecidas pero a la vez tan diferentes. A Isabella le encanta tocar él piano y bailar cuando tiene la oportunidad, en cambio a Íngrid, ella ama pintar y que le lea cuentos por la noche. Son tan pequeñas pero con un gran talento.

Vestimos a las pequeñas y les cepillamos él cabello. Bajamos a la cocina y serví los helados.

Me extraña que Cloud aun no despierte para comer o no escuchar su llanto.

Comí un poco de mi helado de chocolate y sentí como él cerebro se me congelaba.

-Mami quiero más- pidió Íngrid

-No cariño,ya casi es hora de la cena- le pase un dedo sobre su mejilla para limpiar él helado que tenia en ese lado.

-Solo poquito ¿Si?- me rogó con una linda sonrisa.

-Solo un poco- le sonrei. Como le podría negar algo a mis dos pequeñas.

Serví un poco más de helado, me senté a su lado y disfrute de sus hermosas risas.

Al terminar él helado me levante y fui a revisar a Cloud quien había estado muy callado. Entre a su habitación y me enternecido la escena que mire. Connor le cantaba dulcemente a Cloud mientras lo arrullaba en brazos.

Cloud bostezaba y poco a poco cerraba sus lindos ojos verdes hasta quedarse completamente dormido.

-Dulces sueños mi pequeño campeón- le susurro Connor y después le deposito un beso en la frente.

Observe todo desde él umbral de la puerta con una sonrisa en él rostro. Connor se había esforzado tanto en ser él mejor padre del mundo y lo ha conseguido, es él héroe de las pequeñas, él gran cantante para Cloud y para mi es mi todo.

Con un gran pesar tuve que interrumpir la linda escena pues ya estaba lista la cena.

Me acerque a él y lo abrace por la espalda. Él tomo mis manos y las beso.

-Es hora de la cena- le susurré y me aparte de él

-Vamos- tomo mi mano y salimos de la habitación sin hacer ruido para no despertar al bebé.

Me siento tan afortunada de tener esta familia.

(...)

Cerré él libro que antes de dormir le leó a Íngrid y asi duerme plácidamente.

Me senté a un lado de Isabella y comencé a cantarle la misma canción de cuna que cantaba mi madre para mi.

Las niñas aun no dormían y eso era raro en ellas ya que siempre se dormían a sus horas.

-Mami- llamo Íngrid

-¿Que sucede?- le pregunte

-Escuchamos a la abuela hablar sobre que él amor de su vida fue mi abuelo ¿Eso es verdad?

-Si amor- le respondi

-Mami ¿Quien es él amor de tu vida?- pregunto Isabella

Observe a Connor quien estaba en él unmral de la puerta y respondí:
-Él es el amor de mi vida