Nunca antes sintió tantos nervios al estar en un hospital, lo cual sonaba irónico porque era parte de su área de trabajo, sin embargo las circunstancias disponían mucho en esos instantes. Justo cuando aceptaba que Sherlock le gustaba más de la cuenta, Mycroft despertaba, como si formaran parte de una especie de comedia romántica barata. Pero él no estaba riéndose, ni le encontraba ninguna gracia a estar a punto de colapsar por tantas ideas revueltas en su cabeza. Podría presentarse y confesar que todo había sido un malentendido, que jamás pasó junto a Mycroft más de cinco minutos y que las únicas veces que lo saludó fue a un par de metros. Sería la opción más lógica y adecuada, aunque no sabía cómo hacerlo sin causarles daño a esas personas que lo trataron como parte de su propia familia.
Continuaba tan preocupado por dichas opciones que ni siquiera le importó encontrarse a Greg ahí. Un segundo... ¿Qué hacía su amigo en el cuarto de su falso prometido? Deseó preguntarle, pero la señora Holmes lo jaló del brazo y lo arrastró con ella hasta el borde de la cama, justo al lado derecho. Lestrade aprovechó la oportunidad y abandonó la habitación.
—Parece que nos recuerda a todos, menos a ti, John —Violeta miró el desconcierto en los ojos de su hijo y sonrió, dándole ánimos—. Myc, él es tu prometido.
—¿Prometido?
Mycroft observó a John fijamente. Lo recordaba vagamente de alguna parte, pero unas horas antes había salido del coma y no estaba seguro de nada. Y le hubiese gustado estar más despabilado a la hora de conocer a su prometido. Cuando despertó y vio a un hombre dormido ahí, sosteniéndole la mano y sentado incómodamente en la silla con una revista en su pecho, pensó que realmente había muerto y estaba soñando. ¿En qué mundo paralelo él experimentaría la calidez de un hombre tan apuesto? Pues aún con su falta de lucidez logró apreciar al atractivo sujeto. No pudo soltar ni media palabra para cuestionarlo porque su acompañante también despertó y, al notar su mirada fija en él, casi saltó de la silla y salió al pasillo en busca de una enfermera. El doctor entró al instante junto a su asistente y todo se volvió un caos.
Su familia también apareció, haciendo a un lado al apuesto sujeto que lo acompañaba y presentándole a otro individuo que tampoco le decía mucho.
—Míralo bien. ¿Aún no lo recuerdas, tío Mycroft?
Mycroft negó levemente, el médico respondió por él.
—Posiblemente sean efectos secundarios, no se preocupen. Hemos realizado algunas pruebas y ha respondido muy bien, así que será cuestión de esperar. Lo tendremos en observación por más tiempo.
El médico le dio un último chequeo a su paciente y por fin salió, dejándolos solos en un silencio algo incómodo. Las miradas iban de John a Mycroft. Decidió hablar despacio.
—N-no recuerdo nada, pero si te prometí que nos casaríamos entonces así lo haremos, John. Supongo que si una vez me enamoré de ti, puedo volver a hacerlo.
John sintió que su alma le caía a los pies.
—No hay que apresurar las cos-
La señora Holmes no le permitió continuar.
—Sería lo correcto, antes de que vuelva a suceder algo malo adelantemos la fecha de la boda. ¡En una semana!
—Es muy pronto, madre. —Sherrinford intentó hacerla desistir, pero cuando a ella le entraba una idea a la cabeza era muy difícil.
Violeta tomó la mano de Allistor y le sonrió.
—No te preocupes, cariño. Nosotras podemos encargarnos de los detalles. Será una ceremonia sencilla, sólo con algunos amigos y la familia.
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En un verano
Fanfiction¡En un verano podían ocurrir muchas cosas! John Watson recordó un mes atrás y, si hubiese sabido que aquel día comenzarían sus problemas y terminarían en ese suceso de acontecimientos, no habría salido de la cama ni para recoger el periódico. [AU]...