Cap 3:

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Capítulo 3:

21 de noviembre de 2016

Los Angeles:

Al día siguiente me desperté muy desconcertada y confusa, recostada en la cama de mi habitación. No tenía idea de como había terminado allí, de hecho no recordaba nada sobre la noche anterior. Oh, esperen, si recuerdo algo, había estado en una misión de espionaje con Jack y Alice, y había vuelto camino a casa por el oscuro túnel, pero después de eso mis pensamientos se tornaban nublados y no lograba distinguir la ficción de la realidad. ¿Qué había pasado luego? Me aterraba la idea de descubrir la verdad, pero muy pronto lo haría.

Recordé que estaba sola, mis padres se habían ido a trabajar temprano pero regresarían más tarde, tal vez después del colegio.

Me levanté decidida a tomarme una ducha para aclarar mis pensamientos, tomé las toallas y me dirigí al baño, mi ropa olía a tierra mojada, era un olor extraño pero no desagradable, de seguro estaba relacionado con la noche en la que no recordaba que había pasado desde el túnel.

Abrí la ducha, me quité la ropa sucia y entré en la bañera, mientras el agua caía sobre mi cuerpo, noté que me ardía gran parte del brazo derecho, giré el brazo para ver que ocurría y me encontré con tres rasguños largos, que iban desde mi muñeca hasta el codo, había sangre seca alrededor de las cicatrices que aún no se habían secado del todo, estaba aterrorizada, grité tan fuerte como pude pero estaba sola. Había comenzado a temblar del pánico, quería salir lo más rápido de allí, quería ver a mis padres y abrazarlos fuerte, quería saber quién era capaz de herirme así. ¿Quién querría dañarme de esa forma? ¿Habría sido Jack o Alice? Definitivamente no, ni pensarlo, ellos jamás me agredirían de esa manera. ¿Habría sido Wild? ¿Se habría enterado del espionaje y se había vengado? Aunque no descartaría la idea, creo que Wild no tiene las uñas suficientemente largas como para rasguñarme tan fuerte.

Salí de la ducha, me puse unos tejanos negros y un top azul de mangas largas, tenía que dejar que se secara la herida de mi brazo pero cualquiera que viera los rasguños se asustaría y tendría que explicarle que me había sucedido, cosa que ni siquiera yo sabía. Peine mi cabello y dejé que tomara su forma, moviéndolo a ambos lados para que lograra volumen.

Me dirigí a la cocina, abrí la nevera y tomé una manzana como desayuno improvisado para luego tomar rumbo al colegio

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Me dirigí a la cocina, abrí la nevera y tomé una manzana como desayuno improvisado para luego tomar rumbo al colegio.

Mientras caminaba a la escuela recordé que había olvidado el libro de biología y era mi primera materia, asique me di la vuelta para regresar a buscarlo y choqué con una persona.

-Lo siento- dije agachándome para recoger mi mochila-

-Está bien, yo no he visto por donde caminaba, de hecho estoy perdida. –dijo la muchacha-

Me levanté para saludarla y al verle su rostro no la reconocí, pero había en ella un olor vagamente familiar, aun no lo descifraba.

-Y.. dime ¿Para dónde vas? –le pregunté para ayudarla a guiarse-.

-Voy a la secundaria Hollows, me dijeron que era por esta calle pero la verdad es que estoy realmente perdida. –dijo la muchacha-.

-Estupendo, yo también voy allí. Puedes acompañarme hasta mi casa para que recoja un libro y de ahí vamos juntas al colegio, si quieres.

-Seguro, suena bien.

Caminé unos minutos hasta llegar a mi casa junto con la muchacha de la que aún no sabía nada, ni siquiera su nombre, para romper el hielo le pregunte por su nombre.

-Por cierto.. ¿Cómo te llamas? – pregunté intrigada

-Dime Katie, y ¿Tú cómo te llamas?- preguntó Katie, la muchacha de ojos y cabello oscuro, tan oscuro que no me sorprendería que se fusionara con la oscuridad en la noche.

-Soy Nan.. Nancy, un gusto Katie.-le respondí inquieta, estaba nerviosa-

De hecho me sentía bastante insegura, esta muchacha olía a tierra húmeda, si, era olor a tierra mojada. Estuve a punto de preguntarle porque olía de esa manera cuando de pronto un pensamiento se despertó en mí. Era el olor que tenía mi ropa hoy en la mañana, era exactamente el mismo olor. ¿Estaría relacionada esta joven con el incidente de anoche? Era casi imposible, no nos conocíamos. ¿Quién era realmente esta jovencita que se había presentado impredeciblemente?

Maldición que debía hacer ahora, que se suponía que debía hacer.

Llegué a mi casa, alarmada y asustada por lo que acababa de descubrir.

-Katie, si no es mucho problema. ¿Podrías esperar aquí afuera? No me tardaré – le dije con cierto nerviosismo-.

-No hay problema, tomate el tiempo que necesites – respondió con una sonrisa forzada-.

-No hay problema, tomate el tiempo que necesites – respondió con una sonrisa forzada-

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