3. Y lo más importante: Cuidad de Judy.

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11 de Marzo de 2010

Así que papá se empeña en que las cosas sigan como antes, pero en casa se mastica un ambiente súper tenso. Las cosas no están bien, mamá lleva enferma unos días y ningún médico nos cuenta qué le pasa. O quizás sí, pero como soy pequeña no me lo quieren decir. En el instituto nos dicen que tengamos cuidado, que obedezcamos al toque de queda. Cuando salgo de clase, Deeno me está esperando en su mustang (el coche que conduce cuando papá coge el Impala), supongo que para que no me entretenga en el camino.

– ¿Te ha dicho papá que me busques?
– Está de caza, ya lo sabes.
– ¿Qué es esta vez?
– Un asunto con demonios de cruce de caminos.
– ¿Y por qué no habéis ido Sam y tú? Ya lleva varios días fuera.
– Porque no quiere que dejemos a mamá sola contigo.
– Ya no soy ninguna niña.
– Ya bueno... es papá... tendrás cien años y seguirá creyendo que eres su niñita. -Coge aire y lo suelta. –¿Quién era el pintas con el que estabas hablando?
– Kev, un amigo.
– Parece un auténtico gilipollas.
– ¿Quién te ha pedido opinión?
– No te pongas tan chulita o jamás dejaré que toques este coche.
– Es que este coche no es tuyo, papá dice que es de los tres.
– ¿Ah sí? ¿Eh? -Pregunta haciéndome cosquillas. –Pues no pienso dejártelo. ¿Para qué, para que le des un paseo a tu novio Kevin?

Supongo que su manera de hacerme reír es metiéndose conmigo, pero Dean me ha sacado de tantos marrones, y me ha enseñado tantas cosas que no puedo odiarle ni en el peor momento. Me siento segura con ellos. Mis hermanos no dejarían que nada malo me ocurriera. Mi padre tampoco. Por eso mi miedo no es que algo malo me pase a mí, sino que algo malo les pase a ellos. Desde que Sam la jodió rompiendo el último sello del Apocalipsis las cosas se están poniendo muy raras, y espero que Dee quiera contarme algo. Ha dejado aparcado el coche y me lleva la mochila mientras caminamos un par de manzanas hasta casa.

– ¿Por qué nadie sabe qué le pasa a mamá? ¿Tan grave es?
– Mamá estará bien, somos los puñeteros Winchester, nada puede con nosotros.
– En el instituto dicen que es un virus. Que debemos tener cuidado. Odio que mamá esté en cuarentena en nuestra propia casa y no podamos hacer nada.
– ¿Cómo lo llaman?
– Solanum.
– Pues si es un virus creo que papá encontrará una respuesta.
– Deberíais pedirle ayuda al tio Cas.
– Cas está ocupado con cosas graves de verdad.

Cuando llegamos a casa yo me pongo con mis cosas de clase y a investigar junto a Sam de qué diablos se puede tratar la maldita enfermedad que está consumiendo a nuestra madre en esa cama. Dean se queda en el salón viendo su programa de televisión favorito.

Papá no quiere que entremos en su habitación, pero... tengo mi mano puesta en el pomo de la puerta, a punto de cruzarla, necesito ver como está, pero cuando voy a entrar él tira de mi hombro y cierra de un portazo.

– ¡Papá!
– Judy... ¿Qué demonios hacías? -Me chilla zarandeándome. –¡No puedes entrar ahí, maldita sea!

– Pero quiero verla, es mamá, seguro que se siente sola...
– ¡Te has puesto en peligro a ti y a ella, largo a tu habitación!

Cruzo el pasillo llorando, me choco con Dean y cierro mi habitación de un buen portazo. Me siento llorando al otro lado de la puerta, escuchando a Dean gritando a mi padre, diciéndole que toda esta situación es una locura y que hay que encontrar una solución.

***

Toc, toc, toc.

No contesto pero la puerta se entreabre y mi padre asoma la cabeza. Le miro con el ceño fruncido, sonríe y enseña una porción de pizza a forma de bandera blanca. Le digo que pase, deja la pizza en la mesilla de noche y se sienta en uno de los lados de la cama. Lleva su chupa de cuero y tiene aspecto de cansado. Todos estamos cansados.

The Walking Diaries [SPN x TWD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora