I - "¿Y tú eres?"

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-Te encantará la nueva escuela, es hermosa y muy grande –

Mi tía estaba hablando sobre la escuela a la que asistiría, ella vive un poco más adentro de Bornwood, sigue siendo Bornwood solo que la parte más alejada que probablemente algún día se independice. Allí había una escuela, era la segunda y última escuela que existía en este condado de porquería. No sabía si me gustaría, a decir verdad, no es que yo sea la más sociable, siempre esperaba a que los demás me hablaran para poder soltarme, sino pasaba eso, yo me quedaba cual tortuga en su caparazón.

-Seguro que me gustará, no lo dudo. – Mentía, mentía y mentía, y estaba más que segura que mi tía lo sabía, mi nivel de sarcasmo es tan alto que hasta el más lerdo lo entendería.

-Ya estamos llegando.

Sonreí inconscientemente, no sé si era porque me alegraba estar acá o porque al menos tendré a mi prima Alisson, que para mí buena suerte tiene la misma edad que yo, aunque ella fuese 3 meses mayor que yo.

Mi tía aparco afuera de una cochera, logré ver toda la casa por afuera, era completamente blanca con algunas partes pintadas de color humo, parecía una casa elegante, cualquiera pensaría eso, pero yo no soy cualquiera. La última vez que vine fue hace como 4 años, obviamente tendría que existir algún cambio y fue así, la puerta cambió, las cortinas de cada habitación cambiaron -podía verlas desde afuera-, el pórtico con la banca que se mecía ya no estaba ahí, siendo remplazado por un columpio color negro. La casa por fuera me encantaba, y sabía que por dentro sería más hermosa.

-¡Emely West! 

Logré escuchar un chillido proveniente de la puerta principal de la casa.

Mi prima Alisson venía corriendo hacia mí, debía prepararme porque conociéndola, querrá saltar encima de mí y que la cargue. Me puse en posición firme y dura como una roca. Cuando de pronto sentí un cuerpo chocar conmigo, dolió, esta chica siempre fue fuerte, cerré los ojos por inercia. Al momento de abrirlos, pude divisar a una Alisson tirada en piso sobándose la espalda con la mano derecha.

No pude evitar sonreír al menos un poco, ella al notar que me reía me sacó la lengua, como siempre infantil. ¿En serio fui tan fuerte para hacer que cayera? O quizá reboto porque soy una pelota andante, no es cierto yo estoy muy buena.

-Perra, hiciste que me rompa la espalda. – Me dijo con todo el amor que emanaba su cuerpo, su alma y su corazón.

Al menos algo iba a resultar bueno de todo esto. Volvería a estar más seguido con mi prima, tendré a alguien de mi edad para contarle lo poco que me pase en la vida, al menos tendré una amiga.

-Sí, yo también te amo Ali. – Dije con la mayor ironía del mundo.

-Tonta, entremos que me congelo aquí afuera. 

-No sin antes ayudarme a meter estas 5 maletas que cada una, al parecer, pesan 1000 toneladas. – Avisó mi tía – Eme querida, ¿qué traes aquí?, ¿rocas? – Yo solo reí y tomé mi mochila y una de las maletas.

Caminé hacia la casa sin esperar que alguien me dé el permiso para poder entrar. Cuando puse un pie dentro de la casa pude sentir un cambio completo en mi cuerpo. Un calor inmenso se apoderó de mí, haciéndome sentir como ''en casa''. Cerré los ojos para disfrutarlo mejor, para sentirlo más.

Sentí que pasaban horas y horas, sentía que podía quedarme más horas allí, pero un grito me hizo volver a mi triste realidad.

- ¡Veo que lo disfrutas, primita! 

-Hasta que llegaste tú y lo arruinaste. 

Dije, pero obviamente ella sabía que era solo una broma. Logré saberlo con la sonrisa que me mostraba.

Tu Sangre (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora