9. No puede gustarle

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Alya Haworth sonríe con satisfacción en cuanto termina de ordenar las túnicas de gala para la temporada de verano en los percheros corridos de la tienda. Su madre ha hecho reformas hace apenas dos meses y ahora la tienda es más luminosa y bonita. Ha cambiado el papel de las paredes a colores más brillantes. Hay sillones tapizados en verde y color crema para que la gente espere cómodamente, maniquíes de madera estilo años veinte pueden verse aquí y allá, ataviados con las creaciones de su madre, que ya no solo hace túnicas para magos, sino que ha empezado a diversificar el negocio.

Las generaciones más jóvenes de magos y brujas ya no se visten a la manera tradicional, excepto en actos oficiales o en los que es necesario ir elegante. La ropa muggle es mucho más cómoda, pero también es difícil de conseguir cuando no tienes ningún lazo con el mundo muggle, sobre todo por el tema del cambio de moneda, así que Regina Haworth ha visto la oportunidad perfecta para hacer remontar su negocio. Y lo cierto es que le va muy bien. Además, Regina Haworth conoce los peculiares gustos de los magos y usa telas y diseños que jamás encontrarías en una tienda muggle, como por ejemplo, vestidos de color esmeralda, camisetas con estampados personalizados con la forma de tu patronus, etc.

- Cariño, ¿puedes ayudarme a colgar estas faldas allí? - Pregunta su madre, cargada con un montón de faldas vaqueras y de tela.

Alya corre a quitarle unas cuantas de encima. Luego las pone sobre un butacón verde oscuro y comienza a colgarlas en otra percha corrida que su madre va a poner junto a los probadores. Apenas hace dos semanas que la chica disfruta de las vacaciones de verano, si es que puede llamarse vacaciones a terminar los exámenes en el colegio y ponerte a trabajar en la tienda de tu madre. Pero Alya no es de esas personas que se quejan por todo, así que se toma aquello como una manera de pasar más tiempo con su madre.

- A las doce viene la señora Weasley. - Dice Regina, alzando las cejas con agotamiento - Y creo que viene con todas sus nietas. Van a dar una fiesta en un par de semanas para presentar la propuesta de su nuera, Hermione Granger. Se ha vuelto a poner su apellido de soltera.

La muchacha se limita a colgar faldas mientras su madre le habla.

- ¿Te enteraste de lo que dijo? Cree que es posible que el Primer Ministro de Magia sea elegido por la comunidad mágica... - Regina lanza un ruidito desdeñoso que a Alya no le gusta nada - No sé dónde tiene la cabeza esa mujer. Será muy inteligente, pero no sabe nada del mundo en el que vive. ¿Es que no nos va bien así? Las personas mejor preparadas eligen a nuestro dirigente. Me parece bastante lógico...

- Pero eso puede dar lugar a corruptelas, mamá. - Dice Alya con cautela.

- ¿Corruptelas?

- No me irás a decir que no hay tratos de favor en el Ministerio, ¿verdad? - La chica enarca una ceja y mira a su madre, que parece sorprendida.

- ¿Es que crees que Hermione Granger pretende otra cosa que no sea conseguir poder? Toda la familia Weasley y los Potter están metidos en el Ministerio. Todos tienen puestos de responsabilidad. Ya viste la casa que tienen los Potter en el Valle de Godric. Se están convirtiendo en la nueva familia de referencia del mundo mágico. Nadie es ahora mismo tan influyente como ellos...

- Es que gracias a ellos todos estamos vivos. - La interrumpe Alya con la vista puesta en la falda.

Su madre entreabre los labios como sorprendida y esto hace que Alya se enfade un poco. ¿Es que su madre no ve que Hermione Granger solo quiere que todo el mundo mágico pueda participar de las decisiones importantes?

- Tú no estás viva gracias a ellos. Eso te lo puedo asegurar. - Dice Regina pasados unos minutos - Deja esto y ve a comprar un té helado a Florean Fortescue. - Le ordena a continuación, quitándole la falda que sostiene entre las manos - Y tú cómprate lo que quieras.

James Sirius Potter y una slytherin de armas tomarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora