Parte Uno

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El viento de Ohio chocaba en mi rostro desde la azotea de mi casa. Era la época de invierno y eso hacia que mi cuerpo diera pequeños temblores y mis huesos calaran a pesar de que llevara una chamarra y un gorro que me cubría del frío insoportable, pero eso era lo que menos me importaba. Junte mis manos y las frote un poco mientras intentaba calentarlas con mi vahó proveniente de mi boca. Esta vez el cielo se mantenía despejado y rara vez eso sucedía en invierno. Me había sentido feliz desde que había observado en la ventana de mi casa los brillantes puntitos del cielo palpitando intensamente. Sabía lo que eso significaba... él cantaría.

Saqué el celular del bolsillo de mi chamarra negra y mire la hora. Eran las once de la noche, faltaban solo once minutos para que él apareciera. El simple hecho de saber que se acercaba la hora de volver a verlo, mi corazón latía con muchísima fuerza y mis nervios aumentaban cada vez más. Ya había pasado una semana desde la última vez que nos habíamos visto. Todos los días, a la misma hora esperando que dieran las once once de la noche, venía a la azotea de mi casa con la esperanza de que él apareciera. No tenía ni idea de porque la semana pasada no lo había hecho como me había prometido, pero no me importaba, yo lo esperaría el tiempo que fuera posible. Nunca me cansaría de esperar a la persona que me ha hecho feliz por tantos años, así sea que espere bajo una tormenta, en el terrible frió o cualquier temperamento que el clima de, yo estaría siempre a su espera.

Él era el único que me hacia sonreír, el que me hacía reír y pasar buenos momentos así sea que el único lugar de nuestro encuentro sea la azotea. La azotea era mi lugar favorito porque era el único lugar donde él hacia acto de su presencia por las noches todos los días. Él era mi único y verdadero amigo desde hace ya doce años cuando apareció de la nada a mi lado aquella tarde que había venido corriendo hasta acá por un berrinche mío no cumplido. Él me había consolado y abrazado esa vez y me prometió que con él nunca lloraría, que él siempre me haría sonreír. Recuerdo que esa vez él me había parecido un niño muy bonito, sus pestañas eran preciosas y tenía una sonrisa encantadora y me di cuenta que con el pasar de los años, esas características no pasaban desapercibidas para mí. Su voz también era una bella cualidad que él poseía. Cantaba precioso y eso lo descubrí una noche estrellada donde lo escuche cantar por primera vez, su voz era increible e incomparable, algo que me encantaba escuchar. Por eso era que amaba las noches estrelladas, sabía que él cantaba cuando eso sucedía y hoy iba a ser la ocasión.

Mire nuevamente la pantalla brillante de mi celular, faltaba solo un minuto y por fin lo vería. Estaba demasiado emocionado y nervioso. Hoy era la noche donde tenía decidido declararmele. Porque sí, estoy enamorado de la persona quien menos me imaginaba y hoy tenía que ser el momento donde le declararía todo lo que sentía por él... la persona que más amo y he amado en mi vida.

Me sobresalte en cuanto escuche el crujido de una hoja pisar detrás de mí. Gire de inmediato y automáticamente sonreí al verlo ahí... lucía igual de hermoso que siempre, con su gorro negro de tela sobre su cabeza y su sudadera amarilla que parecía no cubrirle lo suficiente, pero que aún así él decía no pasar frío. Suspire entrecortadamente y no pude aguantar las ganas de ir casi corriendo y abrazarlo con todas mis fuerzas. Lo rodeé por completo con mis brazos alrededor de su espalda y él hizo lo mismo conmigo. Lo apretuje aún más, tratando de hacer el abrazo más cálido y eterno entre nosotros. Aspire el aroma de su sudadera y besé su hombro mientras cerraba los ojos y disfrutaba de su cercanía. Lo había extrañado tanto que no quería soltarlo por nada del mundo. No sabría que haría si él desapareciera de mi vida. Él era la única razón por la que yo me mantenía con vida en esta sociedad de gente repugnante.

--Te extrañe...

Murmuré sobre su hombro, aún con mis ojos cerrados. En este momento la paz y tranquilidad ya eran parte de mí. Él era mi paz y tranquilidad.

imaginario《joshler》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora