XVII- Pecadores

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—Todavía no puedo creer lo que hizo Babadock.— Liv seguía anonadada, esperando a que algún milagro sucediera. 

Se encontraban en uno de los bares más oscuros de la ciudad, donde usualmente solían juntarse los adolescentes "ilegales". Patrick iba tan seguido que incluso hizo entrar a su hermano menor Matthew sin ningún problema por la edad.

Los cuatro chicos beberían algo y luego irían a la fiesta en casa de Evan. Sí, además de ser empollón estaba bueno, muy bueno. Y organizaba las mejores fiestas privadas.—Deberías dejar de preocuparte por eso. Relájate, ya no estamos en la escuela.—Lucy trató de persuadir a su amiga, ella se estaba agobiando sola.

—Luce.— La joven de cabellos oscuros, que ya había bebido suficiente, tomó a su amiga por los hombros y la sacudió. —Voy a dejar de preocuparme cuando dejes de escribir ese guión del mal.

La chica sólo se limitó a reír y a ignorar el estado de ebriedad de su mejor amiga.—Es a lo que los guionistas tenemos que enfrentarnos día a día. ¡Oh! Y tú serás en protagónico, Babadock lo decidió junto a nosotros.

—¿¡Qué!? Nooo. —Estiró la "o" lo más que pudo en un insoportable quejido.—No es posible, no puedo cometer ese pecado.

—Ehhh, ni que fuera tan horrendo. No será la mejor obra de la historia, pero al menos las personas entenderán lo que sucede en el escenario.—No había forma de sacar a Liv del hoyo profundo de depresión al que estaba cayendo, sin embargo al menos podrían hacer que se divierta.

—Chicas, ¿Qué les parece si vamos yendo a casa de Evan?—Patt le echó una mirada cómplice a su rubia amiga y ésta asintió de inmediato intentando incorporar a la ebria que se había dejado caer en la barra.

—Liv, ya no eres nada Liviana. Te mentí todos estos años, ¡muévete!—Entre quejidos Livy logró levantarse y caminar hacia el coche del padre de su mejor amigo. Obviamente tenía en un brazo a la rubia y en el otro a Matt.

—Los amo chicos... —Murmuró entre dormida abrazando más a los chicos de ambos lados. Ambos se quejaron pero no había caso, ella estaba verdaderamente borracha.

Do ya? Do you think about me? And do ya? Do you feel the same way?— Liv estaba haciendo una desafinada versión de esa canción en la parte trasera, acostada, apoyando la cabeza en el regazo de Luce. Patrick manejaba y Matt estaba a su lado. 

—¿Quieres callarla por amor de Dios?—Soltó hastiado el menor de los hermanos mientras miraba a Liv con desprecio por el espejo.

—Dejala en paz Matthew. Ella es feliz así.

A penas llegaron, desde la entrada se podia notar que la casa e inclusive el patio rebalsaba de gente. Y la música estaba lo suficientemente alta como para que la escuchasen una cuadra antes.—Esto es una locura Patrick...Debiste habernos dicho que había tanta gente. —Murmuró Lucy, y tenía mucha razón al utilizar él sentido común en una situación así.

—Si la policía no vino antes, ¿Por qué lo haría ahora? — Y ahí estaba Patrick, siempre tratando de excusarse.

—¿Cómo sabes que no vino antes?— Pronto habló Matt, que había permanecido callado por un rato.

—Oh vamos, sólo entremos a divertirnos un rato.—Ésta vez si volteó a mirarlos.—Momento. ¿Y Liv?

Nadie se había percatado pero apenas si habían aparcado cuando ella bajó a digamos...vomitar en la entrada de Evan. Luce bajó rápidamente y le recogió el cabello para que no tuviese dificultades.—¡Viva la fiesta!— Gritó su ebria amiga y corrió dentro  rápidamente para luego arrojarse a la piscina como toda una desquiciada fuera de sí. Todo el mundo gritó en festejo y la siguió arrojándose también.

—Mierda. ¡Liv!— La rubia corrió dentro siguiéndola para evitar que se lastimara o algo así. Matt y Patt la siguieron pero más calmados. Ya era algo natural que Liv se embriagase.— Anda Liv, sal ya, vas a pescar un resfriado.

A su lado pronto apareció él anfitrión con una bebida en su mano y la otra en el bolsillo de sus vaqueros. Mirando la escena despreocupado.— Deja que se divierta al menos.— Mientras tanto Liv jugaba, o intentaba hacerlo, al voley junto con otros invitados que yacían en el agua.

—Ella está muy ebria como para nadar.—Lucy explicó al joven pelirrojo y tras asentir le pidió a uno de los invitados que la sacaran.

— Llevala a mi habitación y ponle algo de mi ropa, no me molesta. Sólo intenta no mojar tanto el suelo.—Le tendió la llave y al mismo tiempo una de las chicas que estaba fuera envolvió a Liv con una toalla.

—Gracias...—Sonrió cálidamente a la chica y luego miró furiosa a su amiga. —¡Tienes los labios morados! Anda ven, vamos a secarte.

Liv sólo sonreía como ida y seguía a su amiga como soldado.
Era prácticamente una ironía que jamás entenderían. Liv era la estudiante que más resaltaba en la escuela, para los profesores por sus calificaciones, pero entre los alumnos  tenía la popularidad de ser el alma de la fiesta. Ella se escapaba de casa, fumaba, se dograba, se alcoholizaba y si era necesario se enrollaba con alguien.

Llegaron a la habitación de Evan después de buscar en todas las puertas hasta que la llave abrió una cerradura.—Ven.—Luce la arrastró dentro y volvió a cerrar, luego revolvió el closet del chico hasta encontrar una sudadera enorme que podría usar su amiga como vestido.—Secate y ponte ésto. Iré a por un café. —La castaña asintió y comenzó a secarse para luego colocarse la sudadera.

En el camino Luce estaba preocupada por su amiga, y la música le ponía más nerviosa aún. Sin querer chocó con un joven y tiró su bebida.—Oh, como lo siento, déjame que te consiga otra.

—No, no. No hay problema. —Al alzar la vista se dio cuenta de que era el chico que había entrado hoy en la clase de teatro. Así que se sorprendió un poco. Evan era alguien popular, ¿por qué invitaría a un novato? ¿o es que él iba a la misma escuela  y jamás lo había notado?

Ella iba a seguir hablando sin embargo el chico se mostró un poco nervioso, se disculpó y se fue. A ella le pareció extraño, ¿es que estaba fea hoy? Luego recordó a su amiga y rápidamente preparó el café. Al llegar la encontró muy seria recostada en la cama, intentando llamar con un teléfono que era un adorno.—Liv, eres terrible. Bebe el café y despabila de una maldita vez.

En el otro lado de la casa estaban Evan, Matt y Patrick hablando.— ¿Lo ves? Allá está el hijo de Bostter.

—Oh, el famoso Christian Bostter.—Exclamó Patrick colocando ambas manos en los bolsillos.—Oí que está en una de las universidades de deporte más prestigiosas.

—Es verdad, ha corrido siete maratones en dos años y ha ganado cuatro.—Esta vez fue Matt el que habló, pero se calló al instante cuando vio a su hernana, Margoth, acercarse al solitario joven del que hablaban.

—No sabía que Margoth estaba aquí. ¿Tú la invitaste Evan?—El rubio mayor miró al pelirrojo.

—Oh, ella siempre está presente. Por lo visto se lleva bien con Christian.— Matt apretó los puños al oír lo dicho por Evan. ¿Estaban coqueteando?

—Será mejor irnos ahora.

—¿Estás de broma Matt? Acabamos de llegar, de haber sabido que querrías irte al instante no te hubiera traído.

—Como sea, yo me largo.—Matthew comenzó a caminar a la salida.

—Hey. Este chico...—Evan rió para luego dar un sorbo a su bebida.—¿Que tal van las cosas con Valerie?

La cara de Patrick se volvió completamente seria. En serio no le gustaba hablar de eso.—No hemos vuelto a hablar.

Pronto, como si le salvara la vida, apareció Luce.—¿Liv está con ustedes? Me fui un segundo y desapareció.

—Mierda.—Patrick salió a buscar a su amiga. Si no volvían antes del amanecer se metería en serios problemas.

Redemption.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora