XVIII- Lastimar

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Patrick entró en desesperación buscando a su mejor amiga, que por lo visto se había metido en un fenomenal problema. ¿Por qué tenía que arrastrarlos siempre con sus dramas? —¿Dónde carajo estás Liv?

Buscó en el patio y no estaba, así que no le quedó de otra que buscar dentro. Cocina, no. Baño, no. Sala, no. Habitación de Katherine, tampoco. Habitación de Evan, obviamente no. Habitación de los padres... —¿Liv?.— En la cama se podía ver a una mujer besándose con un tipo. Mujer que efectivamente era Liv.— Ya hay que irnos.—No perdió tiempo y la arrastró fuera de la habitación.

—No tienes escrúpulos, ¿cómo es que me interrumpes de esa manera?—Habló la ebria intentando zafarse.

—¿Escrúpulos? Creo que si no los tuviera dejaría que te metas en problemas con tus padres y me iría sin ti.—Pararon en la habitación de Evan para que pudiera recoger su ropa.

—Creo que es más que eso, Patrick.—La joven castaña se quedó frente a él cruzándose de brazos.

—No se de que hablas.—Y verdaderamente el rubio ya no tenía paciencia. Solo quería llegar y dormir.

—Niégame...—Se acercó más. —Que estás un poquitín celoso.— Y con ésto último picó su pecho con el índice.

—Deja de hablar estupideces y especular porque sabes que no es así.— Y es que ya habían hablado de ese tema antes. Y le dolía tanto como a ella.

—Eres un imbécil. —Volteó y se sentó en la cama. Aunque estuviera ebria no quería que la vea llorar.—No entiendo que tiene ella. ¡No entiendo que mierda tiene ella!— El nudo en su garganta estalló en sollozos. —Es solo una vil perra que negó tu amor, y tu aún la quieres.

—Tu no sabes nada Liv, no deberías estar hablando de eso. Mucho menos de esa forma, es tu hermana.— Intentaba mantenerse serio sobre un tema tan duro para él.

—Es mi hermana pero la odio. ¿¡Por qué siempre tiene que tomar todo lo que yo quiero!?—Estaba en su momento más débil, dando todo de ella. Ebria, probablemente al día siguiente se arrepentiría.

—Liv...—Estaba apenado. Le dolía verla así, después de todo era como su hermana y no le gustaba ser él imbécil que la hiciera sufrir. Tomó coraje y cerró la puerta, nadie debía oír una conversación tan privada.Se agachó frente a ella y secó sus lágrimas. —Tienes que entender...eres una hermanita para mi ¿si?

—Pero yo te amo. — Y cuando esos ojos tristes cargados de dolor lo miraron, supo que él era un monstruo, sin embargo no se vivía de mentiras. Así que sólo la abrazó para que pudiera desahogarse.

Mientras en el jardín de la casa se podía observar un espectáculo digno de un Oscar. Margoth coqueteando con Chris, y a lo lejos pero no tanto, Matthew estudiando la escena.
El enojo le dio el coraje que necesitaba para acercarse a ellos y hablarle.— Hay que irnos.

—Cariño ésta fiesta acaba de comenzar, ¿como que irnos? Definitivamente no.—La rubia volteó ignorando al menor y continuó su charla con el hijo de la directora.

—Como quieras, le diré a tu padre que venga.—Entonces Margoth reaccionó. El muy atrevido era capaz de hacerlo, y ella lo sabía bien. Sabía lo muy obsesionado que estaba con ella.

—Bien, ya.—Miró a Christian e intentó ser lo más hipócrita posible.—Si papi me descubre estaré en aprietos. Nos vemos en la cafetería entonces.

Y con un beso en la mejilla se despidieron, lo que le pareció raro a Matt porque ellos ya se hablaban desde hacía tiempo.

Luego de eso llegó el trío de amigos, que casualmente se habían encontrado en los pasillos.—Hay que irnos.

Redemption.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora