Shelby's coffee.

O7 - «Apuesta»

—Ya paren el rollo, muchachos —dijo Amanda detrás de las escaleras —Si estás gritándose así a esta edad, no quiero ver cuando tengan mi edad... ¡santo cielo! ¡Estamos jodidos! —exclamó levantando sus brazos y agitándolos.

—Ya, Amanda, sal al patio. —le ordené y ella salió cabizbaja haciá la puerta trasera —Okay... sólo necesitamos hablar sobre esto y...

— ¡¿Hablar sobre esto!? —Lilian me interrumpió y finjió una carcajada —Quedó más claro que el agua. ¡No tengo nada más que hablar!

Dicho eso, Lilian salió hacia la puerta de entrada, dejando detrás de sí un fuerte portazo. Y ahí fue cuando el silencio incómodo comenzó a fluir. Todo quedó en profundo orden y sólo el sonido de la nada me aturdía. Había tenido suficiente por hoy. Miré al suelo y pensé que Harry había quedado en completa humillación después de a afirmación de Lilian. ¡Y se trataba de mí! ¿Que es lo que pasaría ahora?

—Amh... creo que... tengo que irme. Suerte, Char. —la voz ronca de Harry resonó en la sala. Caminó hacia la puerta, sin darme tiempo de responderle, y a diferencia de Lilian, la cerró suavemente.

El sonido de apertura de la puerta trasera se escuchó.

—¡Woo! ¡Pero qué excelente y asombroso y cautivador espectáculo que he prescenciado en mi sala! Sin duda... ¡mejor que la telenovela con Raúl! Aunque suene un poco abusadora... él es apuesto —dijo en un susurro hablando de Harry. Tomé un almohadón del sillón y se lo lancé.

—¿Y que fue lo último que ha pasado en la novela?

Traté de cambiar de tema. Concentrarme en otras cosas, me haría mejor. Luego pensaría en lo ocurrido. Por ahora, mis neuronas necesitaban un poco de descanso.

—¿Esa porquería? ¡Bah! ¡Lo mismo de siempre! —dijo con un gesto de desprecio en su rostro —Ahora en el mismo canal... están dando otra en donde el protagonista tiene un hermano gemelo pero intercambian vidas porque ¡son muy diferentes! y ambos luchan para conseguir lo que quieren.

—¿Eso? Ya lo he visto en películas millones de veces.

—Y comienza en... media hora. —dijo mirando su reloj en su muñeca — ¿Te apuntas?

La oferta sonaba algo encantadora. Tentadora. Un par de horas de televisión con Amanda, era algo relajante. Un buen punto para olvidar todo lo que había ocurrido.

Amanda buscó en la repisa, maíz para palomitas, mientras yo buscaba la gaseosa. Ambas terminamos sentadas al frente del televisor, luego de ordenar perfectamente las cosas sobre la pequeña mesa.

Comenzó la novela. El protagonista era un tanto apuesto, pero algo en él no encajaba. Era demasiado delgado. Tanto que si se ponía de costado, desaparecía. Otra cosa además de su cuerpo, me llamó la atención. Su cabello. Era desordenadamente ondulado y con risos... Risos... me hacía acordar al cabello de Harry. ¡Santo cielo! ¡Hasta se le hacían oyuelos como a él! No pude evitar sonreír ya que a Harry le quedaban perfectamente tiernos en su mejilla. Vino a mi mente el primer día en que hablé con él. En la cafetería. Estaba decepcionado y dolido. Eso se notaba en sus ojos verdes esmeraldas, tales como diamantes precio... ¡¿Que coños está pasandome?!

—¿Cuántos le das? —escuchla voz de Amanda en el aire y luego, un silencio.

—Disculpa, ¿que has dicho?

—¿Distraída? —me observó y luego volvió su vista hacia la televisión —También yo lo estaría —respondió sin dejar que yo lo haga —Con un muchacho así y tal confesión de su novia acerca de mí... ¡Uf! ¡Estaría en las nubes!