Capítulo 3: Amigas

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Hoy mamá si a podido llevarnos al instituto. En realidad llega un punto en el que me da igual si mamá o Henry me llevan al colegio; Henry conduce horrible y mamá hace las preguntas más incómodas del mundo.

- ¿Qué tal las amigas Daphne? -Dijo dando vuelta a la esquina de nuestra calle

Oh Dios santo, apenas hemos ido en la esquina y las preguntas ya comenzaron.

Lo más importante de sus preguntas no eran en si las preguntas, eran cómo tal las respuestas, y la mayoría de las veces yo no le daba la respuesta que quería escuchar.

- Mamá, ya hemos hablado sobre las relaciones de otras chicas y Daphne en el instituto - Respondí hablando de mí en tercera persona

Bien; lo que sucede es que el último año de educación básica del anterior instituto al que asistía fui expulsada después de que mi única amiga comenzó a moverle el tapete a mi hermano mayor. La historia es corta, después de que ella estuviera saliendo con Henry unos cuantos días, decidió que los besos de mi hermano no eran suficientes, así que beso a mi profesor de literatura en mis narices.

Asqueroso besarse con un hombre de cincuenta años, pero cierto.

Al principio creí que era una broma (¿quién se besa con un profesor de cincuenta años?) hasta que me di cuenta de lo serio que  era la situación. Henry se deprimió por no más de tres días, de igual forma fue tiempo suficiente para dejar a la chica con algunos golpes de primer grado, moretones del tamaño de mi pequeño puño (que en realidad si es muy pequeño) y sin la mitad de cabellos.

Ni siquiera le pegaste tan fuerte.

La intención es la que cuenta.

- Oh vamos Daphne, ¿qué sucede con tu amistad con Amber? - ¡Vaya!, Henry si que disfrutaba molestarme - ¡Hasta parecen mejores amigas! ¡son insepara...

Le di un fuerte golpe en la cabeza antes de que continuará diciendo babosadas.

- Amber no es mi amiga, solo se sienta de vez en cuando conmigo

Y así fue como mamá terminó por darme una plática motivadora seguido de casi obligarme a prometer que invitaría a Amber a casa. Al igual que todas las demás veces que llego a tener amigas mamá me pide que las invite a comer ¿para qué? no me interesa, ¿voy a invitar a Amber a mi casa a comer? aún que no quiera.

Afortunadamente llegue al instituto sin tener que responder más preguntas de mamá. Henry mencionó que debía hacer un trabajo de equipo, así que también llevaría a compañeros a casa.

Mi casa estaba siendo invadida.

Todos corran.

Tampoco es para tanto.

Entre al instituto usualmente vacío a esa hora de mañana; pensé en ir directo a mi clase, sin embargo estar en el aula a esta hora era sumamente aburrido. Para matar el tiempo me dirigí a mi casillero primero.

Para mí mala suerte (que en verdad era mucha) Amber estaba ahí esperándome con una gran sonrisa en su rostro.

Y tendrás que soportarla en tu casa próximamente.

- No me lo vas a creer - Casi grito cuando llegue a su lado con la intención de abrir mi casillero

- ¿Y ahora qué sucedió contigo? - Pregunté empujándola un poco de las caderas para dejar el espacio de mi casillero libre

- Dante, Dante me invitó al baile - Grito ahora si dando saltitos - ¡¿Puedes creerlo?!

Me quedé mirándola. ¿Por qué le interesaba tanto un baile? ¿Qué tiene de bueno ir con un chico que va a pasar la mayor parte de la noche con todas las demás chicas menos tú?.

Es Amber.

A decir verdad, Amber no es del todo mi amiga, pero de igual forma no se merece que un chico como Dante la bote a la mitad de la noche siguiendo un par de pechos grandes.

- ¿Y vas a ir con él? - Pregunté con simpleza mientras tomaba un poco de dinero del que tenía en mi casillero

- Aún lo estoy pensando - Dijo ahora con voz baja mientras que balanceaba de un lado a otro sus caderas

Amber podía ser la chica más dulce de todo el instituto. Su usual vestimenta rosa dañaba mis ojos más que mirar directamente al sol en primavera.

Pero sobre todo, era una niña buena, y con buena me refiero a que prefiere el bienestar de los otros incluso poniendo en riesgo el suyo. No es una chica que merezca salir con Dante. Ella merece más.

- ¿Tú qué dices? - Me preguntó mirándome fijo y con una pequeña sonrisa

- ¿Quieres la verdad? - Pregunté dispuesta a si su respuesta era afirmativa me descosería dando argumentos del porque no ir con Dante al baile

Amber me miró fijo para pensar su respuesta, entonces negó con la cabeza.

- Mejor no me lo digas - Dijo agachando un poco su cabeza

- De acuerdo, solo creo que no es una buena idea - Dije encogiéndome de hombros para emprender mi camino a la sala de ciencias

- Se que no es una buena idea - Dijo siguiéndome el paso - Es solo que es el chico más lindo del instituto, ¿Sabes cómo sería llegar con él al baile?

- Deberías dejar de decir tantas babosadas del baile y Dante, para ponerte a pensar como te verás tú a la hora que él te deje botada por ir tras otra chica - Lo dije sin pelos en la lengua

Oh mierda, acabas de regarla en grande Daphne.

Me sentí mal al instante de ver a Amber tan desilusionada por las palabras tan hirientes y horribles que había dicho (aún que fueran verdad).

Supongo que no a toda la gente le gusta la verdad.

- Escucha, si podemos conseguir alguien para mí, también podremos con alguien para ti - Oh demonios, sonaba igual a una silicona en dos patas

- ¿Vas a conseguirme a alguien Daph? - Preguntó con la mayor ilusión en sus ojos

Afortunadamente ya habíamos llegado a mi aula de clases. No más Amber por dos horas.

- Si, por cierto, ¿Podrías ir hoy a mi casa? - Pregunté tan rápido que estoy segura que casi no me entendió

Pero si lo hizo.

- ¡Por supuesto! ¡Genial! ¡nunca había estado en tu casa Daph! ¡Podríamos hacer una pijamada! - Chilló

- Bien, te espero en la salida, mi madre vendrá por nosotros

- ¿Nosotros?

- Si Amber, nosotros

•••

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