Solo Amigos

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Jen:

Jamás nos dijimos adiós. Aún conservo la sensación de tu último beso, aún te encuentro sonriendo en mis sueños.

Cuando te fuiste, me ahogó por completo el silencio, se me borró la sonrisa, me fuí perdiendo en mis miedos. Cuado te fuiste, me apagué por completo.

Jamás nos dijimos adiós, pero te honro en mis días, pero te siento tan mía, pero te sigo queriendo.

Atte: tu Josh.

Leo una vez más aquellas palabras que si Josh las hubiera puesto antes, cabría la posibilidad de ir con él y nunca más dejarlo ir...

...Ahora, ya es demaciado tarde.

Dentro de unas cuantas semanas me casaré y se celebrará allá en Estados Unidos ya que algunos de mis familiares no pueden abordar un avión para Francia, mi hogar.

Papá nos esperará en el aeropuerto, eso prometió, Dany y yo seremos los primeros en llegar, luego serán Alex y su novia Lila. Una chica bastante simpática y cariñosa a pesar de sus problemas familiares. Vive con nosotros, ayuda en el departamento aunque le digamos que no es necesario.

Preparamos las cosas para estar aproximadamente un mes allá, casi tenemos todo listo, solo falta algunas cuantas cosas, nada de qué preocuparse.

-¿Sigues leyendo eso?- Dany me toma por sorpresa por la cintura, envolviéndome en sus brazos.

-Síp.

-¿Segura que quieres hacer esto? Lo podemos cancelar si quieres, no tengo problema con ello.

Solo dice aquello para que no me sienta forzada a casarme, teniendo en cuenta que años atrás decía que no quería hacerlo. Pero, ¿cómo que cancelarlo?, tengo a un hombre que me protege, me apoya, me acompaña en mis locuras, mis sueños, y en la cama... uff, para qué decir. Tal vez piense que no tiene problema con ello, sin embargo, lo conozco perfectamente y sé que lo dañaré de alguna forma si digo lo congrario.

No. No voy a cancelar nada.

Ni por Josh.

-Estoy muy segura.- respondo girándome y poniendo mis brazos en contorno a su cuello, para mejor comodidad, dejo caer la carta, no tiene tanto sentido.

-Ya quiero que sea la noche de bodas- el tono de voz de Dany cambió a una más profunda. Me encanta cuando se pone de modo pícaro.

-¿Me darías una pequeña demostración?

-Con mucho gusto, mi amor.

(...)

Llegando al aeropuerto de Estados Unidos me sentía... extraña. Los recuerdos de Josh y míos me invadieron en un abrir y cerra de ojos. No creí extrañarlo demaciado hasta que baje del carro de mi padre y vi a la casa de Michelle. No a cambiado nada desde que me fui hace ya seis años. Alex se puso al lado mío antes de estrar a casa.

-¿Recuerdas cuando llegamos por primera vez?- me preguntó pasando sus brazo por mis hombros.

-Como olvidarlo.