Capítulo 30.- "¿Que te ha pasado?"

77 6 1
                                    


- Mañana estare aquí por la tarde para responderles lo que quieran, gracias por traerme. - estreche la mano con el director de una famosa revista de chismes.

Me habían traído hasta Los Ángeles y ahora mismo estaba subiendo a un taxi para irme a mi casa.

Nunca creí que agradeceria a una revista que inventaba cosas de mi, pero como había dicho antes, no me importaba, solo quería llegar a mi casa para poder tomar un baño largo para relajarme.

Y sin pensarlo, estaba afuera de mi mansión. La observé y no sentí nada mas que un vacio en el pecho. Todo el tiempo que estuve con mi madre, imaginé regresar a casa y sentir alivió de estar por fin en una casa digna de mi y haria la mas grande fiesta que pude haber hecho. Pero nada. Solo quería entrar para dormir y dejar de sentir el nudo en el pecho que sentía desde que salí de mi pueblo.

Entré y lo primero que vi fue a Rosa, era una señora rechoncha que hacia las mejores galletas del mundo, desde que había empezado con mi carrera ella trabajaba para mi. Cuando tenía malas noches ella subia y me llevaba leche tibia, como si fuera un niño y me hacia sentir muchisimo mejor. Era como una seguna madre para mi.

- Buenas tardes señor. -murmuró con una expresión que no logre decifrar en su cara. El nudo en mi pecho se hizo mas grande.
- No me hables así, Rosa. - me acerque a ella y ablando su cara.
- Usted me ordeno, antes de que se fuera, hace unos me...
- No importa que haya dicho hace un mes, dos o tres.
- ¿Qué? ¿Porqué? - me miró confusa.
- No se...

Pasos en la escalera me llamaron la atención y abrí los ojos impresionado al ver de quien se trataba. Mis dos "mejores amigos" bajaban tranquilamente mientras hablaban de cualquier cosa.

- ¿Qué hacen aquí? - mi voz habia sonado bastante fuerte.

Estaba bastante molesto por el hecho que todas las veces que intentaba llamarlos desde el teléfono del pueblo o incluso de mi celular, cortaban diciendo cualquier excusa y ahora estaban aquí, viviendo en mi casa.

- ¡Hey Matt! Que bueno que estas aquí, llamare a unas chicas para que vengan y celebramos tu regreso. - Zac terminó de bajar las escaleras y paso su brazo por mis hombros, me aleje rápidamente. - Oye, gato, se útil para algo y trae mi telefono. - Rosa tenia un hijo, Eduardo, al llegar aquí el era uno de mis mejores amigos, después... nada, cambié de amistades, y por la forma en la que le había hablado, no eran las mejores amistades. Frunci el ceño molesto.
- No le hables así. - cuatro pares de ojos me miraron impresionados. ¿Tan raro era que lo defendiera? Bueno... parece que si.
- Matt, ¿qué demon... - lo interrumpi.
- Vayanse de aquí. - los dos me miraron confundidos.
- ¿Qué estas diciendo Matt? Nosotros somos tus amigos. - me sonrió y lo mire molesto.
- ¿Amigos? ¿Dónde estaban hace un mes cuando los necesitaba? - se miraron entre si sin saber que decir. Sonreí irónicamente. - Eso pensé. No pienso mantener personas en mi casa que le hablan así a los demas y que solo dicen ser mis amigos por dinero y mucho menos los pienso mantener en mi vida. - escupi las palabras. Todos estaban estáticos mirandome sin poder creerlo. - Salgan ahora mismo de mi casa y de mi vida también. - murmure con rabia en cada palabra y ellos suspiraron derrotados y salieron por la puerta principal.

Rosa y Eduardo me veian aún sorprendidos.

- Siento mucho lo que paso, les ofrezco una disculpa. - ambos me miraron aún mas atónitos.
- ¿Que te ha pasado? - Eduardo fruncio el ceño confundido y analice la pregunta.

¿Qué me habia pasado?

Una pregunta, que curiosamente no podía responder.

----------------

Holitas de maaaaaaar.

¿Vieron como reaccióno?:0
¿Es bueno o malo?

Gracias💙
-Azul💙

Un egocéntrico enamorado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora