Capítulo 34.- "¿Qué hace aquí?"

72 6 1
                                    

"- ¿Eres la novia de Matthew Bennet? ¿Cuánto tiempo llevan saliendo? ¿Cómo se te propuso? ¿Va a volver por ti?"

Solté un suspito ahogado mientras veía como Lia se metía por la puerta de su casa agobiada.

- Esta guapa. - lo fulmine con la mirada, Eduardo rio y se encogió de hombros. - Solo decia. - levantó sus manos en forma de defensa. Tomó en sus manos el control de el televisor y la apagó.
- Matt, ha pasado 1 mes y sigues viendo esa ridicula grabación de un programa de chismes mientras acosan a... ella. - lo miré fijamente.

Un mes. Había pasado un mes desde la última vez que vi a Lia y le grite que era una falsa y... todo eso. Bueno, pues ese día los paparazzi me vieron salir de su casa y la acosaron durante una semana, o incluso mas, pero yo habia grabado un video de un programa de chismes que era donde se veia mas claramente sus rasgos y todo su cuerpo. Me sentía patético. Era patético.

- Matt... es hora de dejarla ir. - me miró fijamente. - tienes una vida y ella también, a todos nos han roto el corazón y se como duele... pero lo superé, y eso debes hacer, quiza ella no era la indicada.

Sentí mis ojos aguarse y pase mis manos desesperadamente por mi cabello.

- Lo sé... pero... ella era... es, maravillosa, nunca me había sentido así en mi vida. - me miró con compasión y se levantó de el sillón donde estaba para pararse frente a mi.
- Canaliza tu tristeza, y conviertela en canciones de desamor, quiza hasta le hagas competencia a Ed. - sonrió burlón. - Levanta tu trasero de ese sillón, ve al baño, date una merecida ducha y vamos a salir a algún lugar.

Me obligó a pararme y me dirigí al baño. Lo había despedido de que trabajara para mi, ahora solo era... mi amigo. Y se sentía bien tener uno de verdad cuando mas lo necesitabas.

.

- ¿Quieres solo intentar divertirte un poco?
- No se si sea posible. - hice una mueca y me deje caer en un sofá que estaba ahí.

Eduardo había tenido la maravillosa idea de traerme a un club. El resultado, nada favorable. Se me habían acercado de todo tipo de chicas, altas, flacas, morenas, rubias, pelirrojas, lindos traseros, pero ninguna había logrado llamar mi atención.

- Wow, eres mas guapo en persona. - no me dio tiempo de reaccionar cuando se sento sobre mi una rubia de ojos verdes nada reales. - Hueles muy bien Gatito. - ronroneo y hundio su cabeza en mi cuello besandolo.

Probablemente hace un tiempo ella no seria la única besando partes del cuerpo del otro, pero en este momento me sentía mas incomodo que nada.

- Quiza en otro momento. - la empuje fuera de mi haciendo que cayera sobre el suelo indignada.
- Eres el mas idiota del mundo. - se levantó enojada y corrio lejos de mi. Me acerque a Eduardo.

- Suficiente, me voy de aquí. - grité por encima de la música, Eduardo rodó los ojos y siguio bailando.

Salí de ahí y ne dirigí a una cafetería algo vieja. Jugaba con una pluma cuando todo comenzo a fluir. Una canción tras otra. Las escribia en servilletas viejas, pero no importaba, necesitaba sacar lo que sentía dentro de mi y esto parecía funconar. Era como si todo el tiempo que no habia escrito nada se había acomulado y ahora lo escribía todo.

- Hola Matt, ¿me recuerdas?

Levanté mi mirada y mire su rostro sorprendido. ¿Qué hacia aquí?

Un egocéntrico enamorado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora