Mis ojos se abrieron lentamente para poder adaptarse a la iluminación del lugar en donde me encontraba, traté de moverme pero no podía, era como si una manada de rinocerontes hubiesen pasado por encima mío hasta dejarme molida, me tardé unos minutos para reconocer el lugar que me rodeaba: una habitación de hospital.
Moví un poco mi cabeza hacia la izquierda al momento en que un hombre canoso y con una bata blanca entraba chequeando unos papeles.
El hombre alzó la mirada y notó que estaba despierta, quise preguntarle que qué hacía ahí pero el tubo en mi garganta me impedía hablar.
—Bienvenida de nuevo a la vida Alexha, realmente es un milagro que esté viva —avisó e inyectó algo a la bolsa del suero.
Fruncí un poco el ceño porque no lograba recordar nada pero antes de que lo brazos de morfeo me llevasen consigo una serie de acontecimientos pasaron en retrospectiva por mi mente. Sentí las lágrimas acoplarse en mis ojos pero no fueron derramadas porque la oscuridad del sueño me rodeó, pero incluso así pude escuchar al doctor murmurar un lo siento y la verdad era que yo también lo sentía.
Agitada me senté en la cama y con una mano me limpié las lágrimas que corrían por mi rostro, miré el reloj de la mesilla de noche y este marcó las siete de la mañana. Suspirando, nuevamente me acosté y observé todo lo que me rodeaba, el nuevo apartamento se alzaba a mi alrededor como una gran muralla; por un momento cerré lo ojos para dejarme llevar por la sensación del presente, lo de hacía unos minutos era solo una horrible recuerdo que me perseguía en sueños. Inspiré hondo y me planteé la idea de que estaba ahí en mi nueva casa, en otro país para poder cumplir mi sueño y que nada de lo que había soñado estaba pasando en ese momento.
Después de haberme dado una ducha y de ponerme algo cómodo para ir a trabajar salí de casa tomando mi lata diaria de energizante. Al llegar abajo llamé a un taxi para que me llevará rumbo al lugar donde mi mayor sueño de cumpliría: bailar en la gira de un cantante.
Admitía que aparte de la emoción estaba un poco nerviosa ya que no sabía para quién bailaría, mi desconocimiento gracias a mi hermano (fue él quien me consiguió el trabajo) quien no quiso decirme de quien se trataba porque según él me daría un mini infarto cuando supiera quién es, claro está que no se me ocurría nada y la única persona que provocaría que a mí me diera un infarto es Justin Bieber y las posibilidades que tenía de trabajar con él eran de cero en un millón, así que mejor no me hacía ilusiones.
Cuando quise darme cuenta ya estaba caminado dentro del lugar donde ensayaríamos las coreografías y todo lo relacionado con las presentaciones de la gira.
—Hola —saludó una chica rubia acercándose a mí.
Miré detrás mío para ver si había alguien más pero no, definitivamente hablaba conmigo.
—¿Hola? —respondí, a lo que sonó más como una pregunta.
La chica, se echó a reír y me tendió su mano.
—Soy Holly.
—Alexha —dije, aceptando su mano y empezando a caminar con ella a mi lado.
—Supuse que eras tú, ¿eres la que reemplazará a Lauren?
Me encogí de hombros.
—Supongo que sí —sonreí.
Por fin llegamos a un habitación con paredes de vidrio y pisos de madera en donde Holly me enseñó lo que habían adelantado que no era nada para ser sinceros; un instante después decidimos calentar mientras que Holly me platicaba algunas cosas de su vida y yo le contaba alguna cosas de la mía.
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Una belieber: una bailarina [Sin editar]
Fiksi PenggemarGuapo, joven, sexy, millonario: Justin Bieber, ¿quién no ha oído hablar de él? El joven cantante que con su voz y sonrisas se ganó el amor de muchas chicas. Alexha Martinez una de ellas, dulce, tímida y buena como nadie. Cuando Alexha fue a trabaja...