Capítulo 1: El comienzo

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  Era un día frío, nubes grises ocultaban al sol brillante que tendría que iluminar mi rostro. El viento movía las hojas de los árboles y los papeles que las personas arrojaban al suelo. Las primeras gotas del día comenzaban a caer, las podía ver chocar en mi ventana, como si fueran fuegos artificiales. Observaba a la gente que corría para no mojarse, que se ocultaba debajo de algún techo. Ó a otros que disfrutaban aquel fenómeno de la naturaleza, que no les importaba llegar a sus casas con las ropas mojadas. Allí se ve lo diferentes que pueden ser algunos de otros.

  Yo estaba en mi casa, como era normal, leyendo "El teorema de Katherine" y tomando una taza de café. Siempre estuve sola, y ese día no era la excepción. Mi madre trabajaba, mis hermanos estaban en la Universidad y mi padre… nunca sabemos en dónde está. Según mi madre, su trabajo lo obligaba a viajar a lugares muy lejanos, algunos tomaban días. Pero nunca nos contaba de qué se trataba, y ya me había cansado de preguntar para no obtener respuestas.

  Seguía pensando en la extraña situacion que había vivido la noche anterior. Soñé algo espeluznante. Estaba sola en una habitación y escuché gritos. Fuertes. Provenían de una mujer que se encontraba a kilometros de distancia en una montaña, pero aún así los escuchaba. Eran agudos, pero no parecían forzados. Era como si gritar formara parte de ella. Algo normal. Corrí. Corrí a buscar a la mujer, tal véz estaba en problemas. Lo hice con todas mis fuerzas, lo mas rápido que pude. Cuando por fin llegué, solo me vi a mí. Pero no era un espejo. Los gritos eran míos. Las dos lo haciamos al mismo tiempo. Hasta que ella paró a decirme:"Mary despierta". En aquel momento, me levanté sobresaltada, confundida. Y gritando. Nadie me había escuchado, mi familia no estaba en casa. No sabía qué era lo que quería decir ese sueño, entonces seguí durmiendo para volver por más. Pero no conseguí nada, solo oscuridad.

  En dos horas debía irme a la escuela, el lugar que siempre odié. No por los profesores o las materias, si no por los compañeros con los cuales tenía que pasar 8 horas de mi día. La soledad me invadía en un silencio profundo en aquellos momentos, sentía que el mundo estaba en contra mío. Buscaba relajarme a través de la música, los libros, o simplemente escribir como me sentía. No era una tarea fácil vivir en mi mundo, ser el centro de las burlas contínuamente y no tener a nadie con quien compartir mis problemas. En toda mi vida solo tuve una mejor amiga, pero por circunstancias de la vida, se mudó a España con su familia. Y... ¿experiencias de amor? No, jamás. Nadie prestaría atención a una chica tan rara como yo, sin amigos y odiada por todos sin razón alguna.

  A lo largo de mis pocos años de vida, aprendí a ser fuerte y superar cualquier obstáculo. El mundo fue duro conmigo, pero yo sabía que en cualquier momento iba a pasar algo que cambiaría el rumbo de mi vida.
Y eso fue lo que pasó.

//* Mary en multimedia

Esencia BansheeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora