La decisión

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Cuando se tiene un matrimonio de ocho años, la relación se vuelve monótona, las cosas cambian, estás con esa persona día y noche, desde que amanece hasta que anochece, compartes la comida, la cama, los fines de semana, todo se vuelve rutinario, a tal grado que llegas a aborrecer a la otra persona, odias sus manías, su olor, sus besos. Ya no te esmeras por lucir bien, ya no tienes ese brillo en los ojos cuando sus sonrisas solo son para ti, simplemente ya no es lo mismo.

El noviazgo y el matrimonio son dos cosas muy diferentes, el noviazgo te da libertad, el matrimonio te esclaviza a una relación que nunca podrás cambiar, debes vivir con ello. A menos que decidas ponerle fin a tu vida de casado.

Justo lo que haré hoy.

Hoy, un día perfecto para ponerle fin a algo que comenzó. Hoy se cumplirían ocho años desde nuestra unión, quizás no fue Jin el culpable, tampoco lo fui yo, solo, nos apresuramos a tomar una decisión, éramos jóvenes, y la pasión que existía en ambos fue más potente que el pensar en un futuro.

La sensación de querer estar lejos de él, era mayor que "el amor" que un día sentí. Su aroma en las mañanas era diferente, ya no era ese olor a vainilla, sus besos ya no me despertaban por las mañanas para ir al trabajo, cuando cocinaba, entonaba una molesta melodía, siempre era la misma, por las noches, tardaba horas cuidando la piel de su rostro, tardaba tanto que yo terminaba por dormir olvidándome de él.

Evite sus besos más de una vez, sus abrazos eran la cárcel de la cual desesperadamente quería salir. Sin embargo, permanecí a su lado por cuatro años más. 

Años en los que tenía un amorío con uno de mis empleados, era más joven que Jin, más atractivo, su cuerpo estaba bien delineado, además, con él, mis fantasías eran cumplidas, no se negaba a nada, disfrute infinitas noches de placer a su lado. Simplemente me volvía loco, de él surgió la idea de pedirle el divorcio a mi esposo.

Lo mire entrar al lujoso restaurante, despampanante como siempre, su tierna sonrisa relucía y su eterna costumbre de llevar algo rosa en una de nuestras citas, me descoloca.

—Disculpa por tardar, tuve un contratiempo. ¿Has esperado mucho? — Nos besamos, un beso tan seco, tan a fuerzas.

—No, acabo de llegar — tenia dos horas esperándole. — ¿Te parece si ordenamos?

—Quisiera que ordenaras por mí.

Llame a la mesera, y ordené. Siempre era lo mismo, Jin terminaba por comer de mi plato, metía los cubiertos y robaba de mi comida, finalmente yo decidía darle mi plato, él comiendo el doble, y yo con el estómago vacío, era altamente odioso, al principio, no me molestaba, se podría decir que yo fui el culpable por imponerle esta costumbre, inicié dándole pequeñas porciones de mi plato, jugando a ser "romántico" para así llevarlo a la cama en una o un par de noches.

—Jin, hay algo que he querido decir...

Tomé un trago del vino tinto que yacía en mi copa. Miré como al instante apartó los cubiertos mirándome con tristeza en los ojos.

Quizás, él ya lo sabe, tal vez lo sospechó desde hace un tiempo, la distancia entre nosotros, mis llegadas tarde a casa, sí, él lo sabe. Este asunto será más fácil de lo que pensé. Por fin podré correr libremente a los brazos de Jackson.

El llanto interrumpió mis pensamientos, dificultando el poder hablar...

—Jin yo...

—No digas nada. Tengo miedo, lo siento, yo quise tener una linda velada, pero no puedo seguir ocultándote esto.

Si, seguramente sabe de mi infidelidad.

—Desde hace un par de meses, yo no me he sentido bien, mi corazón ya no es el mismo — su llanto incesante me enterneció—. Nam, solo me quedan 28 días de vida...  


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★28 Días★  

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