Capítulo 9

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P.O.V   Yelina

Ya me encontraba en posición junto a las demás motos en la línea de salida. Se sentía una pequeña brisa, lo que hizo que cerrara mi chaqueta de cuero hasta el tope.

La típica chica con poca ropa se acercó y comenzó el conteo. Cuando esta dejó caer una de sus prendas los motores rugieron, comenzó la carrera. Aceleré a fondo sintiendo el viento en mi cara y una pequeña chispa de adrenalina. Lo mejor que me pudo pasar fue descubrir a mi hermana, porque me impulso a un nuevo mundo y realmente me gusta.

Comencé a ver que motos se quedaban por detrás, la carrera estaba por llegar a su fin, pero aún me faltaban unas motos las cuales debía pasar.

En la última toma de la ruta logré tomar la delantera, coronándome victoriosa una vez más.

(...)

P.O.V   Emma 

Volví al restaurante aún pensando en lo que me dijeron las chicas.

—¿Qué pasó?— me pregunto Will cuando me senté junto a Thomas.

—Nada importante— concluí tratando de que no me hiciera más preguntas.

—Está bien, tal vez deberíamos regresar a casa— dijo mi hermano.

—Será lo mejor— contesté levantándome de la mesa.

—¿Y las chicas?— preguntó Thomas, lo cual me puso nerviosa y solté lo primero que se me vino a la mente.

—Fueron a tomar un helado.

—¿Por qué no nos avisaron?—interrogó Will.

—Es que querían estar solos— dije soltando una pequeña risita nerviosa, que para mi suerte no se escuchó.

—¿Porque solos?— interrogó Will.

—Porque si— conteste.

-Okey, vamos.

Fuimos hacia el auto de Thomas y emprendimos camino hacia casa.

Al llegar me despedí de Thomas con un beso en los labios. Cuando íbamos a profundizar el beso Will me sacó de un jalón del auto. Reí y entre a casa. Corrí escaleras arriba y me adentre en el baño de mi habitación a tomar una relajante ducha. Pero por más relajante que sea seguiría nerviosa por lo que me dijeron las chicas. No puedo creer que se hayan metido en cosas tan peligrosas, pero aún así no soy quién para decirles que hacer.

Salí de la ducha y envolví mi cuerpo en una toalla. Fui hacia mi armario y toma mi pijama de unicornio. Mis hermanas y yo compartimos una rara obsesión con las cosas tiernas, por lo que cuando los vimos decidimos comprarlos. Yel el de Stitch, Nat el de Panda y yo el de Unicornio.

Caminé hacia mi cama y me tire a ella como peso muerto. Tan pronto como cerré los ojos caí en brazos de Morfeo.

(...)

Estaba desayunando cuando siento pasos bajando por las escaleras. A los segundos las chicas entran en la cocina chocándose con todo, cabe decir que aún están en pijamas, ya que es fin de semana.

—Hola, ¿Qué tal les fue ayer?— pregunté curiosa.

—Ganamos las dos— respondió Nat preparándose unas tostadas con Nutella.

—¿Y cuál era el premio?— fruncí el ceño.

—Dinero— dijo Yel sentándose junto a mi.

—Genial. Emm... estaba pensando en ir al centro comercial, quiero comprar unos tacones que vi la otra vez—sonreí inocentemente.

TrillizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora