Capítulo 3

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Me gusta hacer ejercicio pero desde ya algún tiempo he dejado de hacerlo y hasta ahora veo sus consecuencias. Franco iba pasando bajo el cartel de bienvenida que se veía desde aproximadamente un kilómetro de lo grande que era, este colgaba en la entrada del instituto.

Mi corazón latía más rápido de lo normal pero no sabia si era por correr desde mi salón de clases hasta la salida del instituto o era porque no sé que debo decirle a Franco.

-Hey, Franco- no me agache y tampoco  puse mis manos en las rodillas porque estaba agotada y necesitaba aire para respirar después de correr. No estaba cansada, al parecer esos entrenamientos que tuve con papa cuándo según él “estaba hecha para el deporte” habían servido de algo.

Y hasta ahora veo los frutos

Franco para de repente y volteó buscando aquella voz que lo llamaba y en milisegundos se dio cuenta de mi presencia, aunque todos los estudiantes salían como si su vida dependiera de aquello.

-¿Te conozco? – vaya que cortante.

-Soy Kyra, la de la cafetería- frunció el seño intentando recordar algo y haciendo que sus anteojos cayeran por aquel acto.

-A si claro, ¿Necesitas algo?- ¡carajo! Necesito pensar las cosas antes de hacerlas.

Piensa…

Piensa…

Piensa…

¡Lo tengo!

-Escuche que eras muy bueno en matemáticas- no sólo en matemáticas, en todas – y a mí no se me dan muy bien- mentirosa- me preguntaba si estas dispuesto a ser mi tutor, solo por unos días.

El seño fruncido había aparecido otra vez pero ahora estaba más marcado. Lo único que me quedaba  era hacer changuitos y esperar a que me creyera y que aceptara.

-¿No es demasiado precipitado? Sólo llevamos dos semanas  y aun no hemos visto demasiados temas. Y creo que no estamos en la misma clase.

-Es que en serio soy muy mala y necesito ayuda. Te voy a pagar.

-No me importa el dinero, pero creo que es muy precipitado.

Necesito que alguien me ayude pero a mentir porque esto esta saliendo muy mal.

-Bueno, tendré que decírselo a mis papás. Gracias igual.

Ahora era yo quien estaba delante de Franco caminando hacia mi casa con la cabeza gacha y viendo al suelo. No sabia que mas podía hacer. Pero pare, no porque estaba a punto de atravesar la calle y un auto paso a toda velocidad, pare porque Franco me gritó.

-Hey, Kyra – esto era un va y viene de palabras.

Volteo rápidamente buscando su voz como el lo hacia minutos atrás y cuando por fin lo vi el ya estaba caminando hacia mí. Mis ojos no podían estar mas llenos de brillo, tenía la esperanza de que aceptara ser mi tutor.

-Se te calló esto- dijo mostrando una argolla en donde se encontraba la llave de mi casa y un lazo amarrado. Todas mis esperanzas se murieron.

-Gracias- dije tomando la llave y sonriendo de lado, pero no era una sonrisa egocéntrica, si no de lastima hacia mi persona. Que pena me daba.

-¿Todavía quieres que sea tú tutor? – mis ojos se agrandaron de felicidad y mis labios se apegaron mas a mis orejas.

-¿En serio? – no lo podía creer, mis oídos estaban felices de escuchar aquellas palabras.

-Si claro- estaba feliz no sólo porque iba a ser mi tutor, si no porque mi plan iba a comenzar desde ahora.

-¿cuándo empezamos?

-Mañana en la biblioteca después de clases, ¿Puedes?- No estaba en condiciones para decir no.

-Si claro, muchas gracias.

Sonrió, era una sonrisa sincera al igual que la mía.

-Hasta mañana- dijo moviendo la mano para despedirse y pasando por mi lado, al parecer a el también le gustaba caminar.

No podía estar más contenta. Ahora mis pómulos estaban adoloridos de tanto sonreír pero el dolor no importaba, solo podía pensar en que mi plan ¡por fin! Iba a comenzar.

Por fin algo salía bien.

El otro capítulo será más largo. Prometido. Gracias por votar y comentar :)

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