4 (Final)

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Al llegar a casa, mi esposa ya estaba dormida, a pesar de que eran apenas las 8:30 pm.

Las luces estaban apagadas, pero mi cena estaba como de costumbre en el microondas, un delicioso arroz con pollo. Amo la comida que prepara Paola, pero me entristece tener que cenar sin su compañía, ¿Pero que estoy haciendo? ¿Y si estoy acabando con mi matrimonio sólo por una estupidez como esta? Dios santo, lo estoy echando todo perder, hoy mismo acabo con este supuesto experimento, al fin y al cabo yo no gano nada con esto, es sólo un extraño capricho.

Tomo mis pastillas y doy por finalizada mi reflexión de la mañana al acabar mi café, hoy estaba perfec... Espléndido.

Tomo mi termo con más café, las pastillas, la libreta, mi celular, el cual mi esposa insiste en que lleve, a pesar de que nadie me llama; listo, creo que es todo.

Llego al consultorio y me encuentro con que las chicas están sentadas a un lado de la habitación y Joaquín se encuentra en posición fetal al lado contrario, junto con los cadáveres. Hay un silencio tan profundo que creo que puedo escuchar sus respiraciones.

-Hola chicos- Pregunté tomando asiento -¿Por qué tan callados?

-Aguantamos la respiración para no tener que oler a estos dos- Dice con fastidio Joaquín mirando a los cuerpos sin vida de Rubén y Daniela.

¿Y entonces yo que estaba escuchando?

-¿Cuando nos va a sacar de aquí?- Pregunta Elsa con total seriedad

-No lo se

-Tengo hambre- Musita Karen con desgano -¿No piensa darnos nada de comer?- Preguntó fingiendo llanto -Ay que rico unas arepitas bien calientitas.

-Si fuera a darles de comer ya lo habría hecho, eso arreglenlo ustedes

-¿Podemos pedir a domicilio?- Pregunta Joaquín emocionado

-No, pedazo de idiota, el viejo ese pretende que nos comamos entre nosotros cual caníbales- Le reprende Elsa con ira.

-Oh- Pronuncia él en respuesta

-No voy a comerme a ninguno de estos dos, esta me cae bien, y ese me da asco- Dice Karen

-Pues yo no sé, algo tienen que comer si no se quieren morir, o eso me decía mi mamá para que me comiera la sopa.

-Ilgui tiinin ki kimir si ni si quiirin mirir- Imitó Karen con desagrado.

-Pues, tenemos dos personas que ya están muertas, ¿Por qué no comernos a uno de ellos?- Pregunta Joaquín observando a los susodichos

-¡Que asco!- Grita Karen

-No somos carroñeros como para comer carne descompuesta, además, nadie aquí ha ido al baño en el tiempo que hemos estado aquí y no sería bueno que alguno le dé diarrea- Argumenta Elsa

-Que mala imagen- Digo sicosiado con la imagen mental que eso me provocó.

-Pues entonces me comeré a una de ustedes dos, ya maté a Rubén, ustedes chiquitas no serán nada difíciles- Dice Joaquín mientras se levanta y se dirige a las chicas que lo observan con miedo. -De tin marin, de do pingüe, a cual de las dos me comeré.

Ohh, ¿Enserio lo hará? Esto se puso demasiado interesante.

-Creo que me comeré... A Elsa.

-¿Y por qué yo?

-Porque a Karen la quiero para otra cosa

-¡¿Que?!- Respondemos todos al unísono, es obvio que sabemos "qué" pero, no puedo creerlo.

No tengan piedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora