Capítulo 13

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Evangelista sale otra vez al encuentro de los peregrinos y los prepara para nuevos trabajos. Entran en la feria Vanidad, y la gente se burla de su vestido, de su lenguaje y de su conducta. Son perseguidos, y Fiel es entregado a muerte por aquellas gentes.
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Apenas nuestros peregrinos hubieron salido de este desierto, Fiel, volviendo sus ojos atrás, vio venir a uno, a quien reconoció pronto, y dijo a su compañero: -Mira quién viene allí-. Miró Cristiano, y dijo: -¡Es mi buen amigo Evangelista! -Sí-dijo Fiel-, y mío también, porque él fue quien me encaminó a la puerta-. En esto llegó a ellos Evangelista, y los saludó diciendo:

EVANGELISTA. - Paz sea con vosotros, amadísimos, y paz con los que les ayuden.

CRIST. - «Bienvenido, bienvenido, mi buen Evangelista; la vista de tu rostro me recuerda tu antigua bondad y tus incansables esfuerzos por mi bien eterno.

FIEL. - Sí, mil veces bienvenido, ¡oh dulce Evangelista! ¡Cuan deseable es tu compañía para estos pobres peregrinos!

EVANG. - ¿Cómo lo habéis pasado, amigos míos, desde nuestra última separación? ¿Qué habéis encontrado y cómo os habéis portado?

Entonces le contaron Cristiano y Fiel cuanto les había sucedido en el camino, y cómo y con cuánta dificultad habían llegado adonde estaban.

-Mucho me alegro-dijo Evangelista-, no de que os hayáis encontrado con pruebas, sino de que hayáis salido vencedores, y de que, a pesar de vuestras muchas flaqueras, hayáis seguido en el camino hasta el día de hoy. Y me alegro de esto tanto por vosotros como por mí: yo he sembrado y vosotros habéis recogido, y viene el día cuando "el que siembra y el que siega gozarán juntos"; esto es, si os mantenéis firmes, "porque a su tiempo segaréis si no hubiereis desmayado". Delante de vosotros está la corona, y es incorruptible: "corred de tal manera que la obtengáis". Algunos hay que se ponen en camino para alcanzar esta corona, y después de haber adelantado mucho en él, otro se interpone y se la arrebata. Retened, pues, lo que ya tenéis para que ninguno os quite vuestra corona; todavía no estáis fuera del alcance de Satanás; "todavía no habéis resistido hasta la sangre combatiendo contra el pecado". Tened siempre el reino delante de vuestros ojos, y creed firmemente en las cosas invisibles. No dejéis que invada vuestro corazón nada del lado acá del mundo; y, sobre todo, velad bien sobre vuestros corazones y sus concupiscencias, porque son "engañosos sobre todas las cosas y desesperadamente malos"; poned vuestros rostros como un pedernal; tenéis a vuestro lado todo poder en el cielo y en la tierra.

Cristiano entonces le dio las gracias por su exhortación, y le rogó que les enseñase todavía más para ayudarles en lo que les quedaba de su camino, y tanto más cuanto que sabían que era profeta, y podía decirles algunas de las cosas que les habían de suceder, y cómo podrían resistirlas y vencerlas. Lo mismo rogó también Fiel, y entonces Evangelista prosiguió:

EVANG. - Hijos míos, habéis oído en la palabra de verdad del Evangelio, que "por muchas tribulaciones es menester que entremos en el reino del cielo"; y otra vez, que "en cada ciudad os esperan prisiones y persecuciones", y, por tanto, debéis esperar que muy pronto en vuestro camino las encontréis en una o en otra forma. La verdad de estos testimonios, en parte ya la habéis encontrado, y lo demás no tardará en venir, porque, según podéis ver, casi estáis fuera de este desierto y, por tanto, llegaréis pronto a una ciudad, que está muy próxima, en la cual los enemigos os acometerán y se esforzarán por mataros. Tened, además, por cierto que uno o los dos tendréis que sellar vuestro testimonio con sangre; pero sed fieles hasta la muerte, y el rey os dará una corona de vida. El que allí muera, aunque su muerte será penosísima y sus padecimientos tal vez muy grandes, tendrá, sin embargo, mejor suerte que su compañero, no sólo porque habrá llegado antes a la ciudad celestial, sino porque así se librará de muchas miserias, que aún encontrará el otro en el resto de su jornada. Pero cuando hayáis llegado a la ciudad y encontréis cumplido lo que aquí os anuncio, acordaos entonces de vuestro amigo: Portaos varonilmente, y "encomendad vuestras almas a Dios como a fiel Creador haciendo bien".

El Progreso del PeregrinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora