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Días después, Ricardo se armó de valor, y le pidió a Karen que lo esperara en las escaleras a la hora de receso.

—Ya llegué —saludó Karen con un té y unas sabritas.

—Hola —saludó de vuelta, seguido de una risita nerviosa.

—Bueno, ¿qué tienes que decirme?

—Mmm... bueno —movía la cabeza de un lado a otro, buscando valor para decírselo—. Tenemos tiempo siendo amigos, y, verás, quiero decirte que...

—¡HOLA! —apareció Felipe con una sonrisa juguetona, con todas las intenciones de arruinarles el momento.

—Tú otra vez —Karen rodó los ojos.

—Bueno —Ricardo se talló las manos y se puso de pie—, me tengo que ir.

—No, espera —Karen se pudo de pie detrás de él, pero ya estaba lo suficientemente lejos como para no escucharla.

—Ya déjalo, es mejor que se vaya —el alto se recargó en la pared, manteniendo la mirada fija en Karen.

—Bueno, ¿qué quieres?

—Nada —alzó los hombros restándole importancia y después sonrió.

—¡¿Por qué siempre tienes que arruinar todo?! —gritó la niña dando fuertes pisotones en el mismo lugar.

—Jaja, me gusta verte enojada —se acercó a ella y le apachurró los cachetes.

—Por eso no tienes novia —Felipe respondió rodando los ojos y volviendo por donde vino.

Máquina del tiempo en acción
Unas horas después

Karen estaba yendo a tomar agua y se encontró a Ricardo.

—Hey, Ricardo —se acercó una Karen sonriente.

—Hey, hola —sonrió de vuelta.

—Tú y yo tenemos una plática pendiente, ¿no?

—Emm, si —se rascó la nuca nervioso.

—Bueno, ¿y qué ibas a decirme? —se cruzó de brazos y centró toda su atención en los ojos de su amigo.

—Mmm...

Sonó el timbre

—Oh, lo siento —desvió la mirada—, tengo que irme, le pedí permiso para salir desde que empezó la clase, me va a mandar reporte la maestra.

—Okay.

El resto del día, Ricardo estuvo evitando a Karen, pues ya no quería hablarle de sus sentimientos y no sabía que otra cosa inventar.

R&K ¿Es un juego o amor de verdad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora