La molesta luz del sol se comenzó a filtrar por la ventana.Me giró boca abajo cubriéndome la cabeza con la sabana y paso otra media hora más antes que el calor del sol realmente me molestara.
Me frotó los ojos y escuchó un sonido en la puerta, era Nancy .
Venía a traerme el desayuno y me acomodó sobre la cama para recibirla cuando la sabana se resbala por mi cuerpo y me percato que estaba desnuda.
Me sonrojo de inmediato al recordar porque estaba desnuda y más aún al recordar al causante de mi desnudes.
Me enrolló en la sábana y le doy permiso para que entre.
—Buenos días.—coloca la bandeja a un lado de la cama y me mira —¿Duerme desnuda?
—Sí, es decir, en algunas ocasiones prefiero dormir desnuda...como anoche...hacía calor.—mentí.
—Así es, anoche fue una noche calurosa.—dijo Nancy.
La mujer salió y me quedó viendo el lado vacío en la cama dónde había estado Edward anoche.
"Eres una mujer grande e independiente. Es sólo una aventura...sólo eso".
Desayuno y después me meto al baño, necesitaba una ducha.
Cuando salgo veo una caja de regalo sobre la cama y una nota sobre ella. Tomo la nota.
La espero abajo. Le compre esto, espero que sea de su talla.
Sinceramente tuyo, Edward.Abro la caja y me sorprendo al ver su contenido. Era ropa de montar, con unas botas y un sombrero, todo de marca.
" ¡Me esta invitando a montar!
Pero esa ropa es muy costosa para aceptarla así que busco en mi armario y decido ponerme un jeans negro y una camisa blanca".Me amarro el cabello en una coleta alta y me pongo las unas botas que Joseph me había regalado como obsequio de cumpleaños.
Vuelvo a empacar todo en la caja y guardo la nota en mi cartera, al igual que las otras que me había mandado.
"No quiero que nadie las encuentre".
Respiró hondo.
"Sólo dos semanas más...eso es todo.
Tú puedes, Kate".Una aventura de dos semanas, luego me iría y aquella experiencia quedaría grabada en mi mente como el recuerdo de algo lindo y lo mejor que me había pasado hasta entonces.
Me dispuse a salir cuando sonó mi móvil.
—Kate, ¿cómo estás? Mira que si eres una gran desconsiderada. No me has llamado ni una sola vez desde que te fuiste.— era la voz enfadada de Jen.
—Lo siento Jen, lo olvide por completo.
—Me debes una. Bueno y ¿qué tal Italia? ¿Es bonito? ¿Qué has hecho de interesante? Y no me digas que sólo trabajar.
—Italia es muy bonito. No he visto mucho, pero lo que he visto por el momento es hermoso. Me hubiese gustado que vinieras conmigo. Sería mas divertido...
—A mí también me hubiese gustado ir, pero estás trabajando.
Solté un suspiro ¿Sólo trabajando? Hubiera deseado que aquella afirmación de mi querida amiga fuese cierta y deseaba que ella hubiera ido conmigo. Quizás me hubiera disuadido de cometer esa locura.
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El tormento de Kate Evans
Подростковая литератураCuando la señorita Evans conoció al magnate Edward Cooper jamás pensó que aquel hombre como él podía fijarse en alguien como ella. "Señorita, de un simple toque de dedos puedo hacer su vida miserable". -Edward Cooper