EdwardA la mañana siguiente muy temprano alguien llama a mi puerta. Me levanto del sillón y con pesadez abro la puerta. Era Robin.
Me hice a un lado para dejarlo entrar y cuando nos reunimos en la sala vi que Robin fruncía el ceño.
—No soy buena compañía para nadie en estos momentos. ¿A qué has venido? Sé breve, me duele la cabeza.
—Después de todo este alcohol no me extraña.—soltó un suspiro y se sentó.— ¿Has visto las noticias esta mañana?
—No he visto ni la hora esta mañana, Rob.
—No hacen más que hablar de la inocencia de Kate en todas partes: internet, periódicos, revistas...televisión. ¡Santo Dios! Me quede helado al ver eso y vine de inmediato para decirte algo...
—¿Qué cosa? Espero que valga la pena como para que vinieras a molestarme a esta hora.
—Escucha, esto me buscará un problema muy grande con mi esposa. Ella no quería que me metiera en esto, pero tienes que saberlo. Kate está embarazada. Tiene 4 meses y a no ser que se haya acostado con otro hombre en Italia, es posible....muy posible que ese hijo sea tuyo.
"Era considerado lo que muchos hombres llamarían "modelo de perfección". Había nacido en una familia rica y a pesar de ser rechazado logre mantenerme en mi círculo social, lleno de lujos y comodidades ilimitadas tras hacer fortuna por mí mismo y no una pequeña fortuna , sino una inmensa fortuna que a mis 20 años de edad me había convertido en uno de los hombres más ricos e influyentes en el mundo. Soy desconfiado, egoísta, arrogante, orgulloso, implacable, un estratega y un negociante, no había nada que no planeara con exactitud, estaba acostumbrado a manejar todo a mi antojo sin dejar escapar ni un sólo detalle... todo lo analizaba, todo lo planeaba y todo lo calculaba con absoluta precisión, porque nunca me habían gustado las sorpresas, prefería que todo fuese como yo lo había dispuesto y ahorrarme así muchos disgustos. Nunca estaba a gusto con una mujer por mucho tiempo . Mucha gente me había lastimado en el pasado y desde niño había aprendido que cuando amas a una persona siempre termina mal, por eso enterré mis sentimientos y me dediqué a los negocios y a satisfacer mis deseos.
¿Compromiso?
No, esa era la última palabra que aparecía en mi diccionario personal. Cuando conocía a una mujer y esta me gustaba, me acostaba con ella, claro, antes le aclaraba que no había nada más y eso lo sabían mis amantes y si una me exigía algo más que un buen revolcón, le daba la espalda y nunca más la volvía a ver. Ese era yo, Edward Cooper , un "Dios" de los negocios, frío, calculador, inmensamente rico y con numerosas amantes dónde quiera que fuera. Y esos años de experiencia me habían enseñado tres cosas: uno, no confíes en nadie ciegamente, porque siempre terminara desilusionándote o traicionándote, dos, nunca te enamores, amor es sinónimo de debilidad y el que se enamora pierde y tres, el matrimonio es pérdida de tiempo ¿Por qué casarse y prometer ser fiel, cuando sabía que no lo haría y que era más divertido tener mujeres hermosas por doquier y vivir en libertad?Tenía la vida perfecta, la que prácticamente todo hombre desea pero hubo algo con que no conté y ese algo fue un asunto que no pude controlar: Kate Evans , porque desde el momento en que esa castaña había entrado en mi vida, la había vuelto al revés y todo lo que antes me resultaba fácil, con ella fue un desafío, porque cada minuto que había pasado con ella lo había pasado luchando contra mi mismo: no podía controlarme , no podía planear, no podía ser dueño de la situación y no podía pensar con claridad y eso no me gustaba."
—¿Edward?—pregunto preocupado.
— Ed...ward...tranquilo...no es seguro que sea tuyo...
Esas palabras me hicieron reaccionar.
—Ella...no sé...no podemos asegurar que sea tuyo.— me miró.
—¡Por supuesto que es mío!¿Un hijo de Kate y mío? Deje embarazada a la mujer que más me odia en el mundo y con justa razón.—exclamé con ira.
—No puedes estar tan seguro.
—Claro que sí. ¡El primer y único amante que ha tenido soy yo!—grite.
Robin me mira perplejo.
—¿Cómo...ella era virgen cuando estuvo por primera vez contigo? Pero ella tiene 25 años, ¿no? Y según sabemos es muy popular entre los hombres...imposible...es muy hermosa, no es posible que nadie...
—Yo quise creer lo mismo, pero...una vez más me he engañado a mí mismo, sólo vi lo que quería ver. Esa primera noche que estuvimos juntos...hubo un momento...un instante en que me sorprendió, sentí una especie de barrera, pero estaba tan cegado por el odio que pensé que era imposible, que estaba alucinado y que ella sabía fingir muy bien, así que lo ignore y di por sentado que lo que sentí cuando estaba entrado en ella sólo había sido producto de mi imaginación, pero...Ayer cuando llegue encontré un paquete—dije señalando la caja que estaba junto al computador.
—¿Qué es? ¿Quién te envío esta basura?
—No es basura, me lo envió Nancy.
—¿La que fue tu nana?
—La misma. Ella estuvo en la misma mansión que nosotros y no sé cómo obtuvo esta sabana pero me la enviado con un CD y una larga carta cargada de reproches. Después de leer la carta, vi la sabana pero no lo entendí hasta que vi el CD. Es una copia de las grabaciones de las cámaras de seguridad que tengo instaladas en la mansión. Ahí sale Kate...después de hacer el amor conmigo salió del cuarto y en la grabación se ve que llevaba una sábana en sus manos cuando salió de mi habitación, es la misma sabana que estaba en la cama aquella noche. Yo note el cambio cuando salí del baño, pero no le tome importancia. En el resto de la grabación, hay una conversación de ella con Nancy y se ve que ella le da la sabana , de todas formas en su carta Nancy me lo conto todo y me dijo que fue Kate la que le pidió que no me dijera nada y que lavara la sabana sin que nadie se enterara, pero Nancy la guardo porque sospechaba que haría una estupidez y tenía razón y quería restregármelo en la cara.
—Que asco y con razón estabas tan...
—¡Maldición!— grite lanzando la botella más próxima que encontré a la televisión.
Robin se asustó.
—Edward...deberías cal...
—No me pidas que me calme.—me levante y comencé a dar vueltas por la sala.
Robin se levanto y puso una mano sobre mi hombro.
—Déjame.
—Tu mano.—señaló el castaño.— Estas sangrando, puede que te la hayas roto.
—Eso no me importa. No quiero ser grosero, pero necesito que te vayas.—suspire.
—Pero..
—Quiero estar solo.
Robin camino hacia la puerta y salió dejándome solo.
ESTÁS LEYENDO
El tormento de Kate Evans
Подростковая литератураCuando la señorita Evans conoció al magnate Edward Cooper jamás pensó que aquel hombre como él podía fijarse en alguien como ella. "Señorita, de un simple toque de dedos puedo hacer su vida miserable". -Edward Cooper