Epílogo

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7 años después

Eran las dos de la tarde cuando mire mi reloj, el tiempo pasaba sin importarme . Negocios, contratos y finanzas era lo que ocupaba mi cabeza o al menos eso intentaba. Trataba de ocupar todo mi tiempo en el trabajo para no ahogarme en un mar de tormentos.

Cuando salí de la sala de juntas fui directo a la oficina, me aflojo la corbata y me sirvo un trago.Estaba muy estresado, me senté en una silla y al poco tiempo llamaron a la puerta.

"Maldición". 

—Adelante.

Un castaño asoma  su cabeza por la puerta y tras dedicarme una amable sonrisa su expresión cambia  por una de reproche al ver que estaba bebiendo.

—¿Tan temprano y bebiendo?—pregunto tras cerrar la puerta y sentarse.

—Son las dos de la tarde, no me molestes.—bufé.

—¡Tan cordial como siempre!—ironizó y tras un breve silencio vio algo que llamo su atención.

—No es bueno que hagas esto. ¿Qué caso tiene que te tortures así con este retrato de Kate?

Me inclino hacia adelante y le arranco el cuadro de las manos, para devolverlo a dónde estaba.

—Si has venido a molestar, es mejor que te vayas. Hoy no estoy de humor.

—Desde hace 7 años que no estas de humor. Pero alégrate, he venido a ayudarte.—dijo pasándome  una tarjeta.

Lo  miro con poco interés, en ella decía ''Henry Jones investigador privado''.

—Llámalo, el hombre es bueno en su trabajo. Si sigues a este paso habrás contratado y despedido a todos los investigadores privados de Londres.

—No lo necesito.

—Llámalo.— insistió.— No hay ni un solo caso que no haya podido resolver. Tiene buena fama y ¿Qué tienes que perder? Si no sirve lo despides igual que a los anteriores 125 que has contratado. Si es que está viva...

—No juegues con eso.

—Lo siento, es que es como si se la hubiera tragado la tierra. Escucha, el miércoles de la semana que viene es el cumpleaños de mi hija, tu ahijada. Por cierto, vine a recordártelo porque nunca has sido bueno con las fechas. Compra un regalo y nos vemos a las 5 en mi casa.— se levantó y caminó a la salida.—Ni Isabel ni Emma te perdonaran sino vas.

El castaño se fue.

"¡Siete años!
¿Qué sería de la vida de Kate? ¿Se habría casado? ¿Tendría hijos?
Esa última pregunta me hizo sentirme  mal, pues me recordó al hijo que por mi culpa jamás nació, si las cosas se hubieran dado de forma diferente estaría casado con ella y ya tendría un hijo. Mi hermano solía decirme  que no podía dar eso por cierto, pero después de todo lo que le había hecho creí poco probable que ella no hubiera abortado y no la culpaba. No podía esperar de ella más de lo que ya ella me había dado en el pasado y que idiotamente había rechazado y después de tantos años no me atrevía a ilusionarme."

Cuando vuelvo  a mirar el reloj eran las cuatro. Suspiro con pesadez y me levanto  del asiento, era hora de marcharse. Busco en mis  bolsillos las llaves del cajón del escritorio, tenía que sacar algunos papeles que tenía que revisar y mientras busco  tocó  un papel, lo saco y veo de nuevo la tarjeta de Robin. La achurro e iba a tirarla a la basura cuando por alguna razón, vuelvo a estirarla y tras tomar el teléfono  marco el número.

(...)

Una semana después

Estaba en una fiesta infantil .

El tormento de Kate EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora