Capitulo 9.

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(La letra en cursiva son pensamientos de Avery)

Tecleó rápido en busca del número de Aiden y llamó sin reconsiderarlo. Justin nunca me encontraría, porque no lo conocía, ¿Cierto?
— Hey, no pensé que llamaras tan rápido —sonó juguetón y luego río.
— Oye, ya sé que no me conoces y ni yo te conozco a ti, pero necesito tu ayuda —sonó desesperada, sus manos temblaban y su respiración era irregular, estaba por comenzar a llorar.
— Espérame unos minutos, por mensaje pásame tu dirección —Avery se sintió ansiosa, así que escribió rápidamente su dirección en el mensaje y lo envió.
Se sentó alejada de la entrada de su propio hogar y apoyó la cabeza en un árbol.
"¿Que estaba haciendo? El es un extraño" pensó reiteradas veces, "Nadie puede ser peor que Justin" pensó una vez más y se acomodó mejor.
Se levantó de su escondite al escuchar un motor rugir, era Aiden. Al mismo momento, la puerta de la entrada se abrió y una Amber contenta y despeinada salió. Besó a Justin en forma de despedida y dio unos saltitos hasta su auto. Vaya estupida.
Corrió hacia el automóvil de Aiden y abrió la puerta. Justin no reaccionó hasta que Avery dió un portazo.
— ¡Avery! —gritó desesperado— ¿Donde demonios vas?

Narra Avery.
Había pasado cinco meses desde que me escapé, Justin me había encontrado hace una semana cuando fui al centro comercial a tomar un helado, recuerdo la cólera que vi en sus ojos. Tomó mi brazo y se encaminó hacia afuera. Me dió una paliza en un callejón, pero logré escapar. Agradecí tener la navaja suiza que mi padre me había regalado en una navidad hace años. Se la clavé en el brazo y el se alejó sorprendido. Ese fue el momento en el que me eché a correr, por mi vida.
Eso significaba que tenía que irme, lo más pronto posible pero Aiden me retenía, según el, era imposible que me encuentre.
Con Aiden teníamos una relación de amigos, es decir, habíamos intentado estar juntos pero no había funcionado por varias razones.
El había aceptado que me quede con el, el sabía toda la verdad, el me había visto llorar todas las noches desde mi llegada. No por el hecho que lo extrañara, Justin había dejado una gran huella en mi, para mal. Me había vuelto obsesiva solo por estar con el, destruyó mi vida y no hacía nada para remediarlo. Solo era un juguete, el no me amaba.

Era una noche fría de diciembre. Las calles estaban desoladas en Manhattan, nos habíamos mantenido dentro del departamento todo el día.
Estábamos mirando la película "Sexto sentido", mientras comíamos palomitas y Aiden pasaba su brazo por detrás de mi cabeza.
— No dejes que te haga lo mismo que le hizo a Alisson —murmuró rápidamente, lo miré confundida. Cuando le iba a preguntar qué significaba lo que había dicho, tres golpes fuertes retumban en toda la casa, miro extrañada hacia Aiden y da un salto. Abre la puerta y allí estaba mi peor pesadilla, de la cual no me podía deshacer.
Como si fuera un reflejo, me levanté del sofá y me alejé lo más posible de Justin.
— Hey, amigo —chocaron sus puños en forma de saludo y me sentí acorralada, ¿Eran amigos? Un fuerte dolor apareció en mi pecho, Aiden me había traicionado. El me miró arrepentido, que lo jodan.
— ¿Que haces aquí? —observé con cautela todos sus movimientos, desde que pisó el piso de madera, cuál se quejó por su agresivo peso hasta cuando se quitó el costoso saco de Armani y lo apoyó en una silla y arremango las mangas de su camisa blanca.
— Vengo a buscar lo que es mío, ¿Que crees? —un destelló burlón cruzó por sus ojos.
— Vete, no te quiero aquí, no te quiero en mi vida, quiero el divorcio —hablé de una forma desesperada.
— Oh cariño, no sabes lo que dices —su mirada era extraña, diferente a las demás. Tocó su pecho en una mala actuación, solo se hacía la víctima— Doctores, pueden pasar —dos hombres corpulentos con vestimenta blanca entraron. Mire atónita a Justin.
— ¿Que demonios está pasando? —inconscientemente comencé a dar pasos hacia atrás.
— Bienvenida al hospital psiquiátrico Hellingly, Avery —uno de los hombres habló, su voz no era para nada cálida, era muy ronca, como si hubiera gritado durante horas.
Tomaron mis dos brazos con rapidez y comencé a gritar, lágrimas salían sin parar, ¿Que demonios estaba pasando?

Please, stop (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora