Avery.
Mi cuerpo enteró se heló. Mis ojos se agrandaron al ver a esa figura impotente en la puerta de mi nuevo hogar.
— ¿Que haces aquí? —balbuceé mientras rascaba mi brazo izquierdo. Claramente, nerviosa. Miré desesperada a cualquier lugar de la calle, intentando percatar alguna mirada de alguna persona. Pero nadie se encontraba fuera.
— ¿Puedo pasar? —dijo entre dientes. Su mandíbula estaba tensa y su mirada transmitía cólera.
— No —pronuncié firme e intenté cerrar la puerta, mi tía no se encontraba así que no lo pensaría dos veces estar en el mismo lugar que el, sola, pero Justin la abrió con tal fuerza que golpeó mi cabeza con el filo. Entró y cerró la puerta con su pie. Yo seguía atontada por el golpe anterior.
— ¿Porque mierda me haz dejado? —cada palabra era escupida con rabia.
— ¿Es que no ves la mierda que eres? —estaba cansada de sus maltratos, estaba cansada de él. Su mano volvió a impactar contra mi mejilla haciendo que mi rostro girara hacía un lado de manera inmediata— ¡No! —mi voz salió desesperada— ¡Me he cansado de ti, de todo esto! ¡Cuatro jodidos y malditos años! —mi respiración salía entre cortada y sentía que la rabia habitaba en mi cuerpo. No dejaría que me siga pisoteando. Justin tenía sus dos cejas levantadas dejando ver una expresión de sorpresa. Claro. Nunca había arremetido así contra sus maltratos.
— Tú vendrás conmigo quieras o no quieras, eres mi esposa —negué enérgicamente con mi cabeza.
— Tú juraste amarme hasta que la muerte nos separe —murmuré, haciendo obvio el hecho que el no me amaba— Además, quiero el divorcio —puse énfasis en la última palabra y su rostro decayó al instante.
— Joder, no, Avery —dijo exasperado— Yo te amo, no puedes dejarme.
— Ya lo he dicho —corrí mi mirada ya que tenía lágrimas acumuladas y él pareció notarlo.
— Entonces, ¿Porque lloras? Eso significa que no quieres —volví mi vista a su rostro cuál tenía su semblante fruncido.
— Quiero, pero me duele. Todavía te amo, maldición —un sollozo salio de mí e intentó colocar sus brazos a mi alrededor— No —me corrí repentinamente.
— Avery, no puedes dejarme —volvió a repetir. Parecía desesperado.
— Ya tomé mi decisión. No puedo estar con alguien tan cobarde e inseguro —volví a negar con mi cabeza repetidas veces.
— Juro cambiar —sus palabras sonaban convincentes y seguras. Pero, ¿Será verdad? ¿Quien podía asegurar sus palabras?
— No —repetí una vez más y vi dolor en sus ojos. Un brillo se hizo en sus ojos. Oh, no, lloraría.
— Lo juro, dame una última oportunidad —lo volví a mirar una vez más y parecía que lo decía con tanta sinceridad que logró convencerme.
— Un golpe más y quiero los papeles del divorcio. No quiero que me trates más con indiferencia —el asintió y logró rodearme con sus brazos. Maldición, no sabía lo que estaba haciendo. Cerré mis ojos dejándome llevar por el momento.
Unas horas después nos encontrábamos nuevamente en nuestro hogar. Todo estaba en orden, pensé que sería un caos o desastre. Pero al instante recordé que el era un adicto a la limpieza.
— ¿Quieres café? —me ofreció desde la cocina.
— ¡Sí! —respondí en un grito y escuché un gruñido de Justin. Parecía que no le gustara que gritara. En realidad, no le gustaba pero intentó controlarse. Apareció con dos tazas de porcelana y se sentó a un costado mío.
— Te he extraño —susurró en mi oído y me estremecí pero fue incómodo. Intentó besar mi cuello pero me corrí.
— No —susurré intimidada. Él suspiró pesadamente y se levantó a encender la televisión— ¿Que has hecho todo este tiempo? —intente hablar para que no haya tensión. Se encogió de hombros y mantuvo su mirada en el televisor. Esta vez, suspiré yo y resignada me levanté de mi asiento.
— No te he dicho que te puedas levantar —levanté una ceja mirándolo y me fui al dormitorio. Me recosté en la cama de Kluft Royal Standard que se había encargado de conseguir hace cuatro meses. De repente, apareció furioso en el marco de la puerta.
— ¡Tú me provocas, joder! —me enderecé rápidamente y lo miré sigilosa. Estaba asustada.
— Yo no te he hecho nada —claramente, yo no le devolvería el grito, pero tampoco hablaría susurrando ya que le demostraría que es superior a mi y que le tengo miedo.
Me observé en el espejo y miré cada detalle de mi rostro. Me sentía insuficiente para Justin. Me sentía poca cosa. Mi nariz era común y respingada. Mis labios eran algo carnosos y mis ojos celestes destellaban en la oscuridad. Pero me seguía sintiendo poca cosa. Mordí mi labio y evité un sollozo. Esta relación era abusiva y tóxica, no se porque había aceptado seguir con él. Sentía que el realmente iba a cambiar. Y como soy una estúpida enamorada, había aceptado. Pero se que algo pasará, lo presiento y si llega a pasar me lo culparé por toda mi vida, por estúpida, por acceder y no dejarlo de una maldita vez.
¡Heyyyyy! Lo siento por tardar en subir capítulo pero aquí esta. No diré que subiré pronto porque siempre lo digo y termino subiendo luego de una semana. Pero subiré cuando pueda, joder, entiendan, ¡¡¡¡Estoy de vacaciones!!!! lol, muchísimas gracias por leer mi novela y las amo tanto <3<3<3.
((((AMO QUE COMENTEN))))
XOXO.
Lola.
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Please, stop (Editando)
FanficUn, dos, tres, cuatro, cinco golpes. Dos en la cara y tres en el abdomen. Sufría todos los días humillaciones, golpes y mucho más. Todo durante 4 años. Esta es la humillante vida de Avery Bieber.