CINCO

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Perrie

Lauren entró en la cocina con una felicidad que en minutos cambió el ambiente de somnolencia que en el lugar había. Se sentó junto a mi con una de las sonrisas más hermosas que había visto en ella desde que la conocía.

-Te aceptaron.- Dijo al fin.

-¿Qué?- Pregunté y seguí sirviendo la merienda de mi hijo.

-En el trabajo, te aceptaron.- Repitió ésta vez más feliz.

-¿Así? ¿Tan rápido?- Ella asintió.- Pero cómo puede ser, si entregaste la solicitud ayer.

-Es fácil, les hablé muy bien de vos, de el trabajo anterior que compartíamos y como estaban realmente necesitados de un empleado, leyeron la solicitud y me dijeron que estabas contratada.

-Si en esa empresa siguen contratando a cualquier persona van a terminar muy mal.

-No es cualquier persona, sos vos, que sos excelente en todo lo que te propongas y esta no va a ser la excepción.

-¿Decís que voy a hacerlo bien?

-Pezz no me lo preguntes a mi, preguntátelo a vos. Preguntate para confiar en vos misma.

-¿Vos confias en mi?

- Yo  confío más en vos,  que vos. Por eso no importa mi confianza, importante que vos tengas tu propia confianza para ir y enfrentar el trabajo que necesitas, porque estar encerrada acá todo el día no es muy divertido ni saludable.

Austin miraba atento toda la situación. Sus ojos iban de mí a Lauren y de Lauren a mí.
Estuvo así unos minutos hasta que se dispuso a hablar:

-¿Mami va a empezar a trabajar?

Lauren y yo nos miramos sin saber que decirle. Decidí volver mi cabeza hacia el y lentamente asentí con ella.
Austin no dijo nada, simplemente haciendo un puchero y con sus ojos cristalizados salió de la cocina y se sentó en el sofá de la sala.

-La cagué.- Afirmó Lauren y con el sobre que traía en sus manos golpeó tres veces su frente.

-No amor, sólo que es un niño y se acostumbró a tenerme todos los días en casa. No imaginé que tan rápido te darían respuestas, si no te habría avisado que cuando las tengas me avisaras para charlar solas.

-Pero igual la cagué.- A pesar de la situación un poco tensa no pude evitar reír por el tono de sus palabras y  la forma en que se le arruga la nariz cuando algo le sale mal.

-Todo está bien, yo hablo con él ahora y arreglamos todo. No te preocupes.

Besé los labios de Lauren y salí de la cocina en busca de mi hijo quien ya no se encontraba en la sala.

****

Me acerqué en silencio a la puerta del cuarto de Austin y lentamente la abrí un poco. Mi pequeño hijo se encontraba tendido en su cama, abrazado a su oso de peluche y llorando.

-Aus, ¿podemos hablar?- Pedí mientras me sentaba en el borde de su cama y acariciaba un poco su melena castaña.

-No quiero que empieces a trabajar y me dejes toda la tarde solo.- Soltó enseguida que se incorporó en la cama.

-Mamá no va a dejarte solo nunca, solo va a irse unas horas de casa. Así como tu deber es estudiar, el deber de las personas grandes es trabajar.

-¿Vas a poder llevarme al jardín?

-¡Por supuesto! Voy a desayunar contigo y con Lolo, después te llevaremos al jardín.

-¿Y cenarán conmigo también?

-Como todos los días.- Afirmé.

-¿Y almorzar?

-Eso no va a poder ser todos los días cielo, pero los fines de semana por supuesto que sí.

Austin se lanzó a mis brazos y con los suyos envolvió mi cuello. Lo abracé también y besé sonoramente su mejilla.

-¿Qué te parece si volvemos abajo para que Lolo no esté sola?

-¡Sí!.- Gritó Austin feliz y bajándose de la cama salí del cuarto directo al primer piso.

-No corras en la escalera Austin.- Advertí antes de que cruce la puerta de su cuarto. Él negó.

Me recosté en la pequeña cama y tomé el oso que había quedado junto a mí. Era el que Jade me había dejado antes de morir, y en él todavía estaba la radiante foto de mi mujer feliz.

-No sé cómo hiciste, pero le pegaste cada una de las cosas que conformaban tu personalidad.- Dije con una pequeña sonrisa y luego besé la foto.

Dejé nuevamente el peluche en la cama y salí del dormitorio hacia el primer piso. Mi familia me esperaba.

My Angel Fallen (Jerrie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora