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El dolor desesperante que baja desde su garganta y llega hasta su corazón en pedazos, son como las espinas de una rosa. Tú, muñeca trizada, de tu hermosura no hay duda. Caminas con tu mirada perdida en otro planeta. Tus sentimientos son tantos que de tu corazón se desbordan, haciendo un sorprendente cambio en las personas que te rodean. A veces me pregunto si tu espejo estará roto. ¿Cómo puedes negar tu propia belleza? Algunos mueren de envidia por tenerla y algunos mueren de ganas por tenerte. ¿Por qué no te das cuenta y te sigues destrozando tu misma con tus propios pensamientos? Dices que eres basura, que no vales nada y que eres horrible. Cuanto daría por darte mis ojos para que te vieras tu misma y te enamores de la misma manera que yo hice.
