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No recuerdo cuando dejé de amarte. Ya no me gustan tus besos, tus abrazos, tus roces y tampoco me gustan tus toques. No te lo he dicho pero imagino cuál sería tu reacción. Tus pupilas se dilatarían, tus manos abiertas se cerrarían creando un puño. Si, te pondrías violento y agresivo. Eso es lo que más miedo que da. Siempre lo haces. Y lo peor de todo es lo que viene después de los fuertes golpes, las bruscas caricias, los toques fuertes y las mordidas desesperadas... Me hundo en un mar de dolor en el que no me podrás sacar nunca. Tú, ser de fría mirada, me ahogaste ahí. Me pregunto si todavía me amas o si soy un simple capricho. Sería tan lindo volver al pasado y volver a sentir tus suaves caricias y dulces sonrisas. Pero ya es muy tarde. Sé como reaccionarías. Tienes mi corazón al filo de la muerte enredado en espinas causándome un gran dolor. Siento que me ahogo cada vez más. Las cicatrices que me dejas no son para nada bonitas. Solo quiero poder respirar dentro de este mar oscuro. Solo puedo ver al monstruo en el que te has convertido. Ya no te reconozco. Todos estos momentos contigo me han dejado atónita. Mi mayor miedo es dormir eternamente en tus brazos, eso si me trizaría...
