Camp Half-Blood

Camp Half-Blood - 2

<pre style="line-height: 21px; white-space: normal; color: #444444; font-size: 15px; text-align: start;">Luego del desayuno, los campistas tenían una hora libre para hacer lo que quisieran antes de comenzar con las clases o entrenamientos.

En la cancha de baloncesto, podían divisarse jugando a algunos hijos de Apolo: Will, Lee y Michael. Estaban pasandose la pelota, mientras estiraban un poco. Parecia que les tocaba entrenamiento.

La cabaña de Hermes estaba llena de gente. Como siempre... Todos los no reconocidos. Algunos parecian haberse resignado, pero otros no.

Ethan pasaba su mirada por entre todos sus compañeros de cabaña, sentado en un rincón con sus pertenencias. Se decía que ya lo habían reconocido, pero era hijo de un dios o una diosa menor, por lo que no tenia cabaña. De cualquier manera, no parecía contento.

Chris Rodriguez salió junto a Luke de la 11, muchas veces iban juntos. Vestian unos ajustados trajes de una tela extraña. Tal vez les tocaría trabajar con agua, fuego, o ácidos.

Nunca se percataron de lo que estaba sucediendo cerca de ellos, donde dos pares de ojos seguían disimuladamente sus movimientos, ajenos entre ellos de que había otro espiando a su presa.

Charlie estaba demasiado concentrado en su trabajo, una lanza que se doblaba hasta caber en una billetera, por lo que tardó en percatarse que una chica se había acercado a él. Levantó la vista, asombrado al encontrarla allí. 

Castor y Pollux estaban sentados bajo los viñedos, con algunas botellitas de agua a sus pies, intentando que esta sustancia cambie por otra más oscura, y de mejor sabor según ellos. Nunca lo lograban, pero tampoco dejaban de intentarlo.

Grover había estado tan entretenido persiguiendo ninfas por el bosque que tardó en darse cuenta que ya había llegado casi a las fronteras del Campamento. Levanto la vista y se encontró frente a él al árbol de Thalia. Habían pasado dos años y la culpa todavía no se iba. ¿Se iría alguna vez? Se sentía el peor sátiro de todos. Bajó la mirada y puso unas flores como tributo, al lado de las raíces, antes de dirigirse de vuelta al centro del Campamento.

Kathie Gardner estaba cambiándose de ropa en su cabaña. Tenía clases de Griego Antiguo, asi que se puso unos shorts de jeans y zapatillas. No encontró su camiseta naranja, tal vez la habían confundido por otra y se la habían llevado. Revolvió en el armario de su hermano, el que tenía la cama junto a la suya, y encontró una. Se la puso, aunque estaba bastante vieja y le iba muy grande, pero no le importaba mucho su aspecto. Trenzó su cabello, agregando algunas flores, mientras se movía suavemente pero con gracia al ritmo del equipo de música de la cabaña: estaban pasando su canción favorita. Nunca se dió cuenta que él la miraba, levemente asomado por la ventana, embobado por sus movimientos. Era bueno escondiéndose. </pre>