Camp Half-Blood - 3

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Eh, Beckendorf - dijo Miranda - Necesito tu ayuda. ¿Podrías construir alguna especie de artilugio para mi? -

Charlie alzó una ceja. - Todo tiene su precio. ¿Qué es lo que necesitas? -

- Emm... Pensaba en una especie de lentes para usar de noche, para que se pueda ver claramente aunque no halla mucha luz...-

Beckendorf sonrió, algo arrogante. -Claro que puedo, es fácil hacerles eso a los cristales. ¿Planeas salir de noche, Miranda? - Él la vió algo divertido -

Ella se sonrojó levemente, sin quererlo. - N-No son para mi... Son para un regalo... -

Él rodó sus ojos al entender. - Ya entiendo. Hmm... Ahora que lo pienso, yo también necesito algo para regalar. ¿Podrías hacerme una maceta y llenarla de flores?

Miranda contuvo una risita. - Parece que no soy la única persiguiendo a alguien, ¿cierto? 

Beckendorf bajó la mirada hacia su trabajo y comenzó a seguir en él. -Sólo sé discreta con el tema y yo también lo seré -

- Está bien. Gracias, Charlie. Luego te veo - Miranda abandonó la sala con una sonrisa satisfecha en su rostro: había hecho un buen trato. 

¡Grover! - lo llamó Annabeth al verle. Él se dio la vuelta y se acercó a ella, aun algo apenado por la visita que acababa de hacer.  - Hey, Annie - la saludó el - ¿Qué tal todo?                      - Algo exasperada, en realidad. Vengo de inspeccionar la cabaña 10. Todo el mundo allí estaba casi saltando de la emoción: el viernes es San Valentín, su día preferido en el año...              - Oh, cierto. El día de los enamorados - Grover rodó sus ojos.     - Veo que le das casi tanta importancia como yo - ella sonrió de lado - El amor es tonto; es un sentimiento incapaz de controlar. No existen guías, ni planos, nunca sabes qué sucederá, es impredecible. Y te quita tiempo para estudiar, y de distrae en tus batallas. Creo que nunca me enamoraré.                             Grover sonrió mientras ella hablaba: esa era la Annabeth que él conocía. Digna hija de Atenea. Aunque se guardó de no mencionar cómo el había visto a veces que ella miraba a Luke.                 - Pero da igual - prosiguió ella - Me mandan a comunicarte que ese día harán una fiesta en el lago, estás invitado. No es que yo sea su sirviente, sólo he venido porque eres tu, y... - Annabeth se calló, pero demasiado tarde.                                       - ... y nadie más me avisaría si no fueras tú. Lo tengo entendido. - Grover forzó una sonrisa - Ahora debo irme, asuntos de sátiros. Luego te veo, ¿Sí? -                                                - Eso no es lo que yo... Olvídalo. Tú me entiendes. Adiós, Grover.  Se despidieron, y Grover pensó si alguna vez dejaría de ser visto por todos como "el sátiro que no pudo salvar a la semidiosa".

- Eh, Stoll - Travis sintió una mano en su hombro, y se giró al oír la voz de su hermano - ¿Qué haces aquí, espiando a la 4? ¿Ahora te van las flores? - Connor hizo una graciosa recreación de oler una flor -                                                              - Eres tonto - Travis le dió un suave golpe en el hombro - Es sólo que tengo una nueva idea: podemos hacer mapas de las cabañas, para que no nos confundamos sobre los sectores de cada una, una vez que estemos dentro - Mintió Travis. Aun no estaba preparado ni para contárselo a su hermano, que era todo para el.                      - Wow. Esa sí es una buena idea, se ve que a veces tu cerebrito si piensa - Connor soltó una carcajada y Travis volvió a golpearlo.    - Es una lástima que no hayas salido tan bueno como yo, Connor -   - Ya quisieras, Trav, ya quisieras - Y los dos se alejaron de allí, riendo entre golpes, y a veces abrazando, sin que Connor sospeche ni un segundo de lo que dijo su hermano. 

- ¡Clarisse! - Chilló Silena al estamparse con ella - ¿Qué estas haciendo tu aquí? - la vió algo molesta, no estaba en sus planes ser descubierta.                                                    - La pregunta es que haces tú aquí, descerebrada - dijo tocándose su frente, donde se había golpeado con la de Silena en un intento de salir corriendo de allí para que nadie la viera - No encontrarás maquillajes ni vestidos en los comienzos del bosque, ¿No lo sabías, cariño? - Dijo esta última palabra en el tono que las de la 10 solían usar para casi todo el mundo.                                - No estoy haciendo eso, estúpida. Sólo estaba... Hum... Eso no te incube, de todos modos - Silena se arregló su falda y se preparó para salir de allí. Clarisse hizo rodar sus ojos.                   - Ajá, si. Como digas, lindura. Tampoco iba a decirte mis motivos. Como sea, luego te veo. - la hija de Ares dió un leve tirón a su trenza para dejarla en su lugar y salió de allí. 

Luke venía con Chris de tener su entrenamiento con paredes de lava, algo no muy entretenido pero útil por si llegas a toparte con un monstruo-escupe-fuego o un volcán en tu camino. Se cruzaron a Lee Fletcher, Michael Yew y Will Solace, quienes venían de correr varios kilómetros de su entrenamiento diario. Luego de la vez en la cual estos hijos de Hermes habían enseñado a "tomar cosas sin permiso previo" a los ya nombrados hijos de Apolo, y éstos habían retribuído con clases de tiro con arco, se había formado cierto tipo de amistad entre ellos. Así que cuando se vieron, acordaron ir juntos a merendar. 

Malcom, Kathie, Cástor y Pollux tenían juntos clases de Griego. Todos eran bastante inteligentes, y más en esa asignatura, así que terminaron prontos. Como ninguno tenía planes para esa tarde, uno propuso ir a remar al lago, así que fueron a las correspondientes cabañas a dejar los libros y luego se encontraron bajo el árbol de Thalia para ir a recrearse al aire libre.

Pero nunca se imaginarían la sorpresa que se llevarían allí.

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