Envidia

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  [Violeta]

La vida está alrededor, su voz es dulce como un desmayo, como esas veces en las que todo encaja y la felicidad se riega con ligeras dosis de dramatismo de cuento de hadas. Si el mundo fuera justo todos giraríamos a la misma velocidad, pero en esta esfera no hay más que ecos y romper de olas y nadie sabe demasiado bien cómo se juega a ser lo que no te ha tocado ¿Y qué ocurre con aquellos que no sabemos hablarle más que al aire? ¿De qué se supone que sirve un alma si no hay nada con que agitarla? No queda mucha luz y la que hay parpadea, asustada como alguien a quien han escupido demasiadas miradas. Me duele el vacío y la falta de tinta con que llenar mis diarios. Sólo un poco, sólo un roce a destiempo y entre cortinas del tipo de seda que sale en las películas, sólo un segundo fuera de está pompa de jabón y quizá todas mis muertes hayan valido de algo.

Kim se acerca, viene llena de triunfo y sonrisas y no necesito que hable para saber lo que va a decirme. De nuevo han ganado, de nuevo gracias a ella. Sonrío, respondo lo que toca y me trago las ganas de llorar y de lanzar maldiciones. Avanzar por el pasillo es avanzar por las vidas de otros, por la forma en que se llenas sus páginas de las historias que deberían poblar las mías, por las miradas y las canciones que yo no he bailado, por los roces que no he sentido y los besos que no me han dado. Avanzar por ellos es recordar que yo no avanzo.

La envidia me llena, lenta y abrasadora, con la misma implacabilidad con que el agua se filtra en un barco naufragando. Mis uñas se clavan, en esta realidad apenas se marcan en mis palmas pero en mi mente abrazo mis hombros y mi piel se rasga con los profundos arañados que crean los monstruos de pesadilla. Me muero. De rabia, de frustración, de pena y de asco. Quisiera quererles, quisiera alegrarme, quisiera sentir algo más que este vacío y estos celos cada vez que me informan de como su historia sigue y yo sigo quedándome atrás, quisiera vivir como ellos y quejarme de algo más que de la apatía y el tedio, de los deberes molestos y la falta de nada. Les odio, porque no saben lo que tienen, no saben lo que no les lastra, lo que no les pesa, no saben lo que es sentarse delante de tu diario y no tener nada que decir porque no hay nada vivido. Cada persona es un mundo ¿Dónde está el mío?

Mi cuaderno tiene un desgarro y a mi se me rompe eso que llaman realidad, porque dibujar no es más que otra forma de fingir que no estoy rota. Porque nada me llena excepto esta sensación de que alguien de ahí arriba me debe algo, de que todo lo que ellos viven estaba destinado a mí, de que no lo merecen. Ellos, que viven sin conocer lo que es el miedo a que la marea no te toque, ellos no lo merecen. Debería ser yo quien disfrutarse de esa manera de respirar, de esa manera de sentir y de mirar sin rabia y con orgullo. Debería ser yo...

La vida está alrededor, su voz es dulce como un desmayo, pero no me toca.  


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¿Qué os ha parecido? Quería hacer una envidia menos cliclé, un poco alejada de esas idea de "quiero tu novio, tu empleo, tu casa y más mirando a esos momentos que muchas hemos tenido de "Mi vida no avanza y la del resto sí" ¿Os habéis sentido identificadas? ¿Os ha gustado el estilo? Tengo que admitir que los dos primeros no me hacen sentirme especialmente orgullosa pero este sí, este capítulo si es algo que pueda llamar decente. Gracias por leer, disfrutar, votar, comentar y demás. 

Bisus

Seven Sins [CDM 7Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora