Capitulo 2

49 5 15
                                    

Rebeca y yo entramos al salón que nos habían asignado. Después de encontrarnos habíamos estado sentadas platicado sobre nosotras, hasta que un maestro nos pregunto si no pensábamos entrar a clases, y nosotras le dijimos que éramos nuevas y no sabíamos en donde estaban nuestras aulas; nos dio nuestros horarios y nos indicó en dónde sería nuestra primer clase.

Aún no empezaba la clase, era literatura, entramos y nos sentamos en las filas de en medio, ella se coloco atrás de mi, y me gire para poder seguir en nuestra conversación hasta que comenzara la clase. Los alumnos no dejaban de pasar por nuestros lados, sentándose en las sillas y platicando.

-Muy buenos días alumnos, a partir de hoy yo seré el maestro que impartirá la clase de literatura, si les interesa la materia, esperó y aprendan mucho y si no, ni siquiera se molesten en entrar a mi clase a perder el tiempo.- Nos interrumpió un hombre de avanzada edad, con su pelo totalmente blanco por las canas, con cara de pocos amigos.-Ahora, como verán todos son nuevos por aquí y no nos conocemos así que les pido de favor que cada quien se valla levantando de sus lugares, diga su nombre y como les gusta que les digan, para hacer mas fáciles las cosas, y comenzar a trabajar lo mas rápido posible.

Y así fue, cada uno se fue levantando y hablando, por el orden de las filas, agradecí haberme sentado en medio, no quería ser de las primeras en hablar, estaba muy nerviosa y no sabia que decir. Y llegó el momento, me tocaba, me levante de mi silla, observe a todos los presentes y me dispuse a hablar.

-Mi, mi nombre es Elisa Green y a mi me gusta que me llamen.- Dije tartamudeando, no sabía como prefería que me llamaran así que dije lo primero que se me vino a la mente.- Elisa, o como gusten.

Que vergüenza, pero que tonta debí haber sonado, quería ver las impresiones de cada uno de mis nuevos compañeros, algunos se reían, otras platicaban y varios solamente me ignoraban. Entonces un chico llamo mi atención, se encontraba al final de mi fila me observaba con una sonrisa de oreja a oreja. Era demasiado atractivo, tenia unos ojos color miel, el pelo café claro despeinado y su sonrisa, podría jurar que era la más linda que había mirado en toda mi vida.
Pero yo no quería fijarme en nadie, no después de que me rompieron el corazón, no volvería a confiar en un hombre fácilmente. Así que borrando todos eso pensamientos, volví a tomar mi lugar.

Las clases pasaron tan rápido, que ahora Rebeca y yo nos dirigimos a la salida del instituto. Había pasado un buen día gracias a esta chica, era súper carismática, que su alegría se contagiaba. A la hora del almuerso nos habíamos dispuesto a pasar el rato en las gradas del campo, mientras observábamos al equipo de fútbol jugar, aunque a mi no me agradaba tanto la idea, ella había insistido y no me pude negar.

-Bueno, pues adiós Elisa, nos vemos mañana.- Me decía mientras se subía al coche de su padre, para marcharse.

-Hasta mañana Rebeca, ten un buen día.- Me despedí con un movimiento de mano.

A la hora de almuerzo, me había llegado un mensaje de mi madre diciendo que saldría un poco tarde del trabajo y no podría pasar por mi al instituto.
Así que decidí irme a pie, así podría tener tiempo para pensar, sobre las tareas y organizarme para mañana.

-Lo siento.-Escuche una voz a mi costado. Alguien me había dado un pequeño empujón mientras pasaba a mi lado corriendo.

-No te preocupes, no importa.- Dije mientras despegaba mi vista del piso, para ver quien había sido.
Y era quien menos me esperaba, él, el chico de la ultima fila, con una gran sonrisa, me comencé a ruborizar, ni siquiera sabia porque.

-No si importa, es solo que a mi auto se le a dado por dejarme botado. No se que rayos le pasa, sólo no quiso prender y bueno, iba en busca de ayuda y no te vi.

Genial yo ruborizándose y el ni siquiera se había dado cuenta de mi presencia hasta que chocó conmigo. Así que lo ignore y seguí caminando, ya había avanzado un poco, cuando escuche sus pasos detrás de mi.

-Hay pero que informal, lo siento, mucho gusto mi nombre es Daniel Smith, me acabo de mudar aquí y no se en donde pueden arreglar mi coche, ¿De casualidad tu no me podrías dar esa información?- Me dijo sin siquiera quitar su vista de mi rostro, al principio me incomode un poco, pareciera que me estuviera analizando, pero no le preste atención a eso.

-Mm...Deja lo pienso.- Comencé a jugar.- Claro que si, mira junto a mi casa hay un lugar en donde pueden arreglar tu auto y dejarlo como nuevo, solo son algunas cuadras y listo.- Me ofrecí a ayudarle y le señale la ruta con todo y detalles para que no se fuera a perder.

-Muchas Gracias.- Me dijo, yo solo asentí y seguí caminando.

-Entonces si dices que ese lugar esta cerca de tu casa, porque no nos vamos juntos tu también vas para haya o no?.-

-Bueno esta bien, ya sólo falta poco.- No era mala idea, además yo solo quería ayudarlo y así seria más seguro que no se perdiera.
Durante el camino, no paro de hablar, me comentaba que la mayoría de las clases las compartíamos. Me sorprendió el que me hubiera notado en sus clases y aparte me dijo que me había mirado en las escaleras mientras practicaba. Yo no sabía que decir y solo asentía a lo que decía.

Me detuve en la esquina de mi casa, y le indique que ahí era el lugar donde le podrían arreglar su auto. -Adiós.- Fue lo único que dije, y me marche hacia mi casa.

-Adiós Elisa.-

Y esas fueron las palabras que no pude quitar de mi mente, el resto del día. Me había llamado por mi nombre, lo sabia, lo recordaba, no había pasado desapercibida ante él.

El Destino De Nuestro AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora