.•°7°•.

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—Un paso  más  y lo mato—.

Me paralice  por completo, parecía  que  él hablaba  en serio,  no podía  moverme  de mi lugar si lo hacía  mataría  a mi pobre Flofy y es algo que no quiero.

—¡No te atreverías  Nikiforov!— gruñí en modo de advertencia,  aún  sin moverme.

—Eso crees Plisetsky.. — Sonrió  ladino,  pasando suavemente  el filo por las costuras de mí pequeño  y hermoso Flofy,  hasta cortar  completamente  su linda cabecita.

Mi vista rápidamente  se comenzó  a nublar,  el había  destruido  a mi único  amigo en aquel  lugar. Las  lágrimas  comenzaron a correr  por mis mejillas,  sin darme  tiempo a reaccionar  ya me había  lanzado hecho  toda una fiera sobre  el peliblanco.

Tire de sus cabellos fuertemente,  dominándolo por completo,  no podía creerlo.

Entiendo que éste  enojado conmigo  por todo  lo que le dije, y puede  que por haber encontrado masturbándose  con una foto  de Yuuri y haberlo  grabado,  por haberle teñido  su cabello de negro una vez; y tal vez más cosas. Pero nunca  me había metido con su querido Maccachin,  NUNCA.

No pensé  que  caerías tan bajo Nikiforov.

Tal  vez peleábamos  cada  vez que podíamos por Yuuri,  le dábamos muestras muy descaradas de afecto,  más  aún  así  nunca nos pasamos  a éste  punto.

Le solté  de imprevisto, no valía la pena  gastar mis fuerzas,  tomé  a mi pequeño  Flofy o lo que queda  de el y lo lleve en mis brazos,  no sin  antes darle  una mirada  de odio.

—Si  deseabas que me rindiera  púes  te has  equivocado, me las vas a pagar—advertí.

Cerré  con fuerza su puerta  y me encerré  en mi habitación,  tomé  mi celular  y marqué  a una persona  que me podía  ayudar.

Sonreí  ladino.

—Esto acaba de comenzar—.

.•°Narrador Omnisciente°•.

Él  peliplata sintió  un escalofrío  recorrer toda su espina dorsal.

Chasqueo molesto, sabía  qué lo que había  dicho Yurio no era una simple  advertencia.  Y entendió  que solo tal vez,  se había  pasado  al romper su preciado juguete.

No estaba  actuando  como adulto sensato  que era,  si bien el mocoso  muchas  veces se había  pasado  de la raya,  nunca le daño a tal grado.

Estaba  bien que tuvieran una no muy sana rivalidad  por un amor que hasta ahora  no era muy correspondido  que digamos, que por ello se confrotaban en diversas  circunstancias,  pero aún  así  con todo esto...  Encontraba  mal de cierta  forma lo que hizo.

¿Debía  disculparse o no?  Eso era lo único que pensaba,  divagaba entre hacerlo  o no hacerlo;  pero a mitad  de eso un extraño sonido lo saco de ello.

Tomo su teléfono  y leyó  un mensaje;

<<From: Unknown.
To: Nikiforov.

Nos veremos  nuevamente,  y tomaré  aquello que me pertenece>>.

Pestañeo  varías  veces,  esto  definitivamente de pondrá  feo.

¡Él Es Mío! |Yuruuri/Viktuuri|Where stories live. Discover now