capitulo 3

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Después de ese día, Genos iba y venía día tras día al jardín secreto de Saitama con la excusa sencilla de querer sorber de las flores, pero la razón era porque quería estar más tiempo con el calvo ser, esperaba que ningún otro insecto o animal descubriera ese maravilloso sendero, nunca. Siempre le ofrecía muchas cosas, le llevaba algunos frutos del bosque que recogía solo para él, Saitama, aunque estaba algo irritado por las visitas e insistencia del rubio, se acostumbró un poco a su compañía, aunque tena que admitirlo, Genos era muy encimoso.

Nuevamente Genos llegaba al jardín, vio a Saitama que estaba sentado frente pequeñas florecitas a punto de abrirse, con sus manos acariciaba los pétalos contraídos y les sonreía como si fueran sus hijas, las florecitas se abrían hermosamente mientras el clavo hacia movimientos con sus alas, era un espectáculo realmente bello, ¿Quién rechazaría aquella belleza de la naturaleza, sobre todo su aroma, hasta ese día Genos sentía que no podría seguir aguantando más, sus instintos naturales lo empujaban a querer estar cerca de él, y más que eso....... jamás se había sentido así, lo más cercano a eso era cuando olía las flores de primavera, donde la miel es más abundante, pero esto era muy diferente, era un hada que olía demasiado bien, como si fuera la flor más dulce, por la que toda abeja envidiaría.

-hola señorito- dijo seductor Genos recargándose en uno de los pétalos para ver al calvo

-hola Genos- respondió Saitama con un dejo de molestia, pero ya se esperaba la llegada del abejorro,

-me has extrañado?-

-no- respondió siguiendo atendiendo a sus flores

-Saitama san, las demás hadas también cuidan de las flores?- pregunto

-algunas si, todas hacen algo por la naturaleza- dijo simplemente

-si usted hace un buen trabajo con sus flores, ¿por que los demás no lo aprecian por eso?- refiriéndose a las hadas

-todos supuestamente tenemos un don, contribuye al cuidado de todas las plantas y animales, asi servimos a la naturaleza del mundo, así que todos deberíamos tener uno....pero parece que yo soy la acepción-

-quizá aún no la desarrolla!-

-no lo creo, la poseemos desde que nacemos-

-como nacen las hadas Saitama san?-

-haa, pues, de las flores, nacemos cuando una flor especifica florece, yo nací de una flor de Saitama-

-por eso cuida de ellas como sus hijas!-

-supongo, pero.....yo soy el único que nació de estas flores

Genos pensó un poco,

-¿por qué solo se queda en este lugar?, ¿por qué no sale de este bosque?-

-....mm...lo he pensado, si, pero la verdad me gusta estar aquí, además, mis flores me necesitan....- hiso una pequeña pausa, respiro hondo para volver a hablar -........estas son las ultimas de su especie-

Genos abrió los ojos sorprendido, observo como se habría los pétalos de la florecilla en las manos del hada, quien le sonreía cariñosamente "las ultimas en su especie" lo creía, ya que no las había visto antes, solo se mantenían por el cuidado de Saitama, ahora lo comprendía, el olor esquicito volvió a presentarse, Genos se sonrojo esta vez y aparto la mirada cuando el calvo se volteo

-ha!, a propósito Saitama san, esa araña del otro dia....- esmpezo a decir el rubio, habia estado pensando en ello

-ha, hablas de Sonic?, solo es una araña molesta que esta obsesionada con atraparme en sus redes-

-si le es molesto puedo encargarme de ella- Genos estaría listo para acabar con cualquiera que molestara a Saitama

-he? No, no tienes que, yo mismo puedo encargarme de ello-

-mmm-

-haa, creo que es tiempo de tomar un baño- anuncio el calvo agitando sus alas para volar al pequeño charco junto a un tronco, cuando llovía se formaba y tenía suficiente agua para bañarse y regar sus flores. Genos lo observó irse, y tuvo una idea

-espera Saitama san, le gustaría ir a una cascada?- pregunto dirigiéndose al hada

-cascada?-

-un rio donde el agua cae a un estanque-

-haay ya se lo que es una cascada, pero no había pensado nunca en ir a una

-conozco una pequeña cascada no muy lejos de aquí, sus aguas son cálidas-

-mmm no lo se, no quisiera dejar mi jardín- dijo viendo el charco de agua, pero la verdad le apetecía tomar un baño en aguas templadas, como las hojas cubrían casi todos los rayos del sol en su jardín no era suficiente para calentar el agua de los charcos.

-vamos, no nos tomara mucho, te gustará!-

-mmm......está bien!- realmente lo quería, no solía salir de su jardín, pero con la compañía de Genos y su entusiasmo le daban ganas.

-vamos!-

Ambos salieron del bosque, Genos lo guio a un lugar entre rocas y vegetación, una pequeña cascada tranquila, Saitama vio sonriendo la brillante agua, hacia mucho que no visitaba una cascada tan linda

-waaaa, es tan grande-

-disfrute de su baño –

-vamos juntos Genos- Saitama jalo al rubio volando para meterse al agua, se sentía muy bien, el agua era templada y el sonido de la cascada era relajante.

Duraron mucho tiempo en ese lugar, se divirtieron jugando con la caída del agua y comiendo fresas. era como un día de picnic, era muy divertido para Saitama y gratificante para Genos, podía pensar como si fuese una cita, se sentaron a la orilla del rio, Genos se daba cuenta de que estaba muy atraído hacia el hada, le gustaba, ya había pasado un tiempo a su lado y le encantaba, aunque debía de prepararse para el invierno, pero en esos momentos solo pensaba en él, era maravilloso, quería que lo notara.

Se empezaron a escuchar el canto de los grillos, seguidos de las luces de las luciérnagas, y el sonido de los arboles moverse con el viento, anunciado el anochecer y dándole una vista bastante hermosa, Saitama se maravilló con todo eso, Genos lo observo sonriendo

-Saitama san, puedo intentar algo?- pregunto acercándose a él

-que es Genos?-

El rubio tomo de la mano al hada y lo jalo elevándose para que el otro hiciera lo mismo, ambos volaron hasta ponerse arriba del agua y comenzaron una danza en el aire, el canto de los grillos era como una melodía suave y tranquila donde existía un momento solo para ellos, Saitama no entendía muy bien, pero solo se dejó guiar por el abejorro, las luces de luciérnaga se desenfocaban tras los ojos de Genos, esos ojos extraños de iris amarillo y esclerótica negra, eran raros, pero geniales pensó el hada. Se mantuvieron así un momento, disfrutando de la noche antes de volver al sendero



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Flores de SaitamaWhere stories live. Discover now