8: Una historia sin sentido.

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No se como, pero después de darme una placentera ducha, y volver al cuarto, el regalo de Sayu estaba justo sobre la cama. 

Sentí un tirón en el estómago, ¿por qué demonios eso estaba ahí? 

¡Vaya, vaya! A Mello también le gustó el regalo. 

Quedé perplejo. ¿A Mello también le gustaba el regalo. Me sujeté la toalla firmemente, que aún seguía rodeada en mi cadera, y me acerqué a paso lento hacía el "presente".

Otra vez sentía frustración, es decir, no había razón de aguantar esto. ¡No había ni una maldita razón! 

Tomé los mechones largos de mi cabello entre mis manos y los tiré con fuerza, como si los estuviera por arrancar. Mas no gritaba, y esto, aunque suene ridículo, me ayudaba a pensar. Si, estaba pensando en matarla. O meterla en esa camisa y tirarla al mar o...

—Near —escuché mi nombre y volteé inmediatamente, quitando las manos de mi cabeza. 

En una silla, justo detrás de mí, se encontraba sentado, otra vez con esa puta postura anormal que tiene este mal nacido, Lawliet. 

—¿Qué haces... aquí?—pregunté sin emoción alguna.

—Estoy seguro de que te mencione que no hicieras eso—recordó él, levantándose de la silla y caminando hacia acá, quedando al frente mío, viéndome desde arriba. 

—Estoy seguro que te dije que no puedo dejar de hacerlo. 

Suspiró divertido y tomó mis manos, bajándolas. 

—Así...—soltó una, y la otra la llevo hacia un mechón de cabello que sobresalía, y con cuidado, enrolló esté en mi dedo índice. 

No entendí por un momento, luego yo mismo, comencé a girarlo, sintiendo como eso me ayudaba a desestresarme, e incluso, me hacía pensar más claro. En verdad era efectivo.

—¿Dónde está Mello? —me acordé. Hace unos veinte minutos atrás estábamos hablando, pero ahora no hay ni el mínimo rastro de él.

Lawliet se alejó y se dirigió a la puerta. Se detuvo justo antes de traspasarla, y dijo:

—Fue a hablar con Sayu, salió muy enojado de la habitación.

Asentí y busqué un cambio de ropa que debía de haber por allí. Caminé hacía una cajonera y lo primero que encontré fue una camiseta de Mello roja. Como éramos casi de la misma talla, me la coloqué y acomodé. Cuando me volví hacia la puerta para ver si Lawliet seguía allí, me encontré con Mello comiendo chocolate. 

—Near...—me llamó. 

 —Dime.

—Saldré un rato...—dijo, ante mi atenta mirada—, a caminar.

Arqueé una ceja. Subí mi mano hasta mi cabello y enrollé un mechón en el índice. Mello observó esto con extrañeza.

—¿A caminar dices? 

Se encogió de  hombros y entró a la habitación. 

Buscó un abrigo negro, que le quedaba un poco grande en su fino cuerpo. A él le gusta usar cosas que se le vean grande. Es raro porque se lo ve más pequeño que yo. 

 —¿De qué fuiste a hablar con Sayu?—pregunté mientras el se acercaba a mí. 

—Cosas de Light...—dijo lentamente mientras posaba una mano en mi cadera. 

—¿Cómo estará Matt? —sonreí antes de que me diera un beso en la comisura de mis labios. 

Abrió los ojos con sorpresa y me vio con recelo. 

•¡Hey, amigo!•『YAOI-MELLOXNEAR』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora